LECCIONES DE HILDA
HILDA HABLA DE LA SANTA AMMAL
Ammal nació a finales del IX 19 y falleció en 1953
Es una alegría para mi corazón hablar de Ámmal.
Recién llegada al oriente como bailarina en búsqueda de Dios, se me habló de una gran santa que vivía cerca de Jaffna en Ceilán, lugar que ahora se conoce como Shri Lanca. Jáffana está al tope del norte de Ceilán, casi tocando con La India, donde se dice que el dios Jánuman dio su salto sobre el mar. Si es que ustedes conocen la historia.
Yo viajé de noche en tren. Los trenes allá son de épica. Se detienen en cada estación y cuando arrancan de nuevo hacen muchísimo ruido. Pero en sí es algo divertido. Las cenizas entran por las ventanas y para la mañana uno está absolutamente cubierto de ellas. Si no has viajado en un tren de La India o de Ceilán, se puede decir que no has vivido. Es algo fantástico. Esos trenes parecen ser como eran hace cien años. Aquí los trenes tienen ventanas dobles y corren tan suavemente que uno no sienten cuando paran. La verdad que necesitan ir por a allá porque si no han viajado en un tren en la India o Ceilán, se puede decir que no has vivido.
Cuando llegué, caminé por el pueblo a un pequeño templo. No había luz eléctrica, solo el brillar de las lámparas de aceite. Cada casa tenía al frente una cerca de hojas de plátano tejidas para que no se pudiera ver al interior del jardín, pero uno podía caminar a lo largo de cercas de hojas de plátano que eran más altas que la cabeza de una persona de estatura normal. Era muy bello estar en ese silencio. Uno podía oír la campana del templo y las conchas que sonaban adentro. (En la India y en Sri Lanka hacen sonidos soplando conchas.)
Mi primera vista de Ámmal fue la de una pequeñísima y delicada dama, extremadamente delgada. Tan pequeña y delicada que yo pensé que cualquier viento la podría sacar de lugar. Ella estaba doblada por años de servicio. Su pelo era gris, pero no era como un cabello ordinario: había crecido apelotonado. Ella decía que su pelo no crecía de ninguna otra manera. También explicó que a veces el pelo de las personas de devoción crecía de esa manera. No importaba cuanto se peinara, siempre crecía enredado. A veces se metía su pelo dentro de su espalda. Amman nunca le importaba si comía a no.
Poco antes de las 10:30 de la noche ella caminaba suavemente y en silencio, en el fresco de la oscuridad a un gran pozo y sacaba cubeta tras cubeta de agua. En los pozos grandes de ese territorio tienen un palo con una roca balanceándola al final. Uno nada más que lo toca y la cubeta se hunde y lo vuelves a tocar y el peso de la roca hace que la cubeta suba de nuevo. Tomas la cubeta y te tiras el agua sobre tu cuerpo. Así te echas cubeta tras cubeta. Yo hice esto muchas veces en el Oriente.
No se les ocurriría pensar que Ámmal pudiera ni levantar la cubeta, ella era tan pequeña y a esa hora de la noche a veces hacía bastante frío. Pero solamente después de haberse echado cubeta tras cubeta de agua entraba ella en el inner sanctum del templo.
Ella entraba al inner sactum aparentemente como cualquier otra pequeña anciana. Pero algo sucedía en el templo. A las 10:30, la Divina Madre del Universo entraba en el cuerpo de Á. Ella de pronto se transformaba ante los ojos de todos. Y como algo milagroso ella salía caminando como un ser vibrante, vital y omnisciente ser. Era asombroso observar lo que le sucedía. Ella se convertía en un animoso ser. Jugaba, reía y animaba a los presentes.
La ceremonia en sí, se llevaba a cabo de una manera única. Usualmente en una ceremonia hindú, se le tiran rosas al altar de la deidad. Pero la Santa Dama Ammal, se paraba sobre una piel de tigre, tomaba los pétalos de rosa y se los dejaba caer por su cuerpo, porque en ese estado de samadhi ella se había convertido en el altar y en la Divina Madre del Universo. En ese momento no había otra deidad más que ella misma.
Ámmal salía del “inner sanctus” después de la ceremonia, con una concha llena de cenizas sagradas y le daba a cada persona que la estuviera esperando, una mano de esa cenizas y les decía que se la tragaran. Si ustedes nunca se han tragado una mano llena de cenizas sin agua ni jugo de naranja, no se pueden imaginar lo que es. Y tienen que saber que hay que tragarse hasta el último polvito. Entonces, ella toma más cenizas y se las iba tirando y tirando y tirando a todos lo presentes.
Yo me quedaba observando cuando los harijans, (los intocables) venían con sus problemas o traían a sus bebés para ser sanados. Ella siempre los atendía primero. Si había alguien presente que fuera una persona importante desde un punto de vista terrenal. Esa persona, o personas, tendrían, que esperar hasta que ella terminara con los intocables. Su compasión iba por encima de todo.
Aún hasta lo último, cuando ella misma apenas podía caminar, ayudaba a todo el que lo necesitara. Casi hasta su día final, Ámmal continuó ocupándose de los demás, aún cuando alguien la tenía que ayudar llevando la concha, porque ella ya no tenía la fuerza para aguantarla.
Ámmal fue uno de los grandes seres más milagrosos que yo haya conocido. Con una mirada, ella podía cambiar un destino. Yo recuerdo cuando una vez fui con ella y le pedí que hiciera algo. Ella me dijo: “Niña”, (todo el mundo era un niño para ella) regresa tres veces, tres tardes. La tercera tarde yo la observé muy cuidadosamente. Ella estaba haciendo su “puya” (acto de reverencia que le hacen los hindúes a sus deidades) y se volteó y se quedó mirándome muy brevemente- eso es todo lo que hizo, solo eso. Y a miles de quilómetros de distancia, lo que yo le había pedido a ella sucedió. ¡Ella era un ser extraordinario! ¡Extraordinario!
Mientras que todos esperábamos, ella iba de una persona a otra con un mensaje para cada uno, avisándoles a algunos sobre algo que iba a suceder, y protegiéndoles del mal. Si alguien quería hacerle hacer una petición, tenía que decirlo tres veces. Diría así: Santa Dama por favor concédeme tal cosa. Santa Dama por favor concédeme tal cosa. Santa Dama por favor concédeme tal cosa. Si uno le pedía solamente dos veces, ella bromeaba diciendo: “¿Y tú qué crees que soy, una adivina?” En el Budismo se dice que si una persona te pregunta algo tres veces, tienes que contestarle. Uno no está obligado a contestar si sólo le preguntan una o dos veces, pero a la tercera, uno tiene que contestar la verdad.
La dama Ammal era el ser mas amoroso y compasivo que yo he conocido o acerca de quien yo ha leído. Ella vivió por los demás y estoy segura de que aún existe por los demás. Ammal dejó su cuerpo hace muchos años, pero continúa viviendo y se mantiene cerca de la Tierra entregando su cielo, como Santa Teresa de Jesús.
Ella fue enterrada en posición de yoga son los pies cruzados y el samadhi, donde su cuerpo es depositado, está en el templo.
El pueblito donde ella vivía era el más pequeño que yo haya visto. Ni siquiera había una tienda ni electricidad. ¿Cómo es que los santos son enviados, o escogen, lugares tan apartados: Juana de Arco, Domremy; Santa Teresita, Lisieux; Bernadette, su Lourdes, etc. ¿Cómo es que llegamos a ellos? Nos abrimos un camino a ellos. Si ustedes tienen la luz brillando, vamos a encontrar esa luz.
La vida personal de la Santa Dama Ámmal, fue la de una casera de un pueblo pobre. Hasta que le llegó la tragedia. Su esposo y sus hijos murieron en menos de un año. Ella se quedó totalmente sola, sin esposo y sin hijos.
En esa parte de la India y Ceylón llevan a cabo una ceremonia que, hasta cierto punto, es similar a nuestro Año Nuevo. Ellos ponen arroz y leche en una olla de barro que llaman “chati” y la hierven sobre fuego. Cuando hierve y se desborda, significa buena suerte para el año nuevo. Después de la muerte de su familia, Ámmal estaba cociendo esa leche con arroz en un día festivo, de pronto la olla explotó y cubrió su cuerpo con leche hirviendo. Ammal estaba quemada de pies a cabeza e inmediatamente entró en samadhi. En lugar de ir al hospital, donde la querían llevar, ella caminó con gente siguiéndola al sitio donde ahora se encuentra el templo. En aquel tiempo, era solamente un baldío y ella, apuntándolo dijo: “Aquí se debe erigir un templo a la Madre.”. Fue precisamente en ese templo donde yo la conocí. Yo volví muchas, muchas veces a verla. Sus milagros eran innumerables. Con solo recibir una mirada de la Madre, sólo una pequeña mirada de su ojo, el problema terminaba. Nada aparatoso – no, nada de eso.
Voy a compartir algunos de esos milagros.
Un hombre de negocios llamado Rajah tenía la responsabilidad de hacer arreglos para enviar a Afganistán, por barco, sus cientos de toneladas de coco. De acuerdo con su contrato, él tenía que contratar un buque de carga que los llevara la mayor parte de la distancia. Tenían que salir del país para el primero de enero, de lo contrato sería anulado y él se quedaría en bancarrota. Pero cada vez que contrataba u buque, algún magnate de negocios venía y pagaba extra, a esos se les llamaba “bakssheesh, y eso cancelaba su oferta. Él ya estaba poniéndose frenético, porque eso quería decir que él iba a perderlo todo como hombre de negocios. Verdaderamente ya no sabía qué hacer.
El estaba a punto de salirse corriendo a buscar un barco por dondequiera. Pero en su lugar se fue a ver a Ámmal. Ella salió tranquilamente del templo y sin ni siquiera hacer una pregunta dijo: “Hijo, no vayas a ninguna parte. La Madre te cuidará. El 25 de diciembre, la Madre te enviará un barco.” Bueno eso requirió mucha fe y valentía de su parte, considerando que el primero de enero, él perdería su contrato. Raya tenía que confiar en ella y en esa información. Él confió. Se sentó en su oficina a esperar. El 25 entró una llamada por teléfono y la persona dijo: “Sr. Rajah ¿Necesita usted un barco? Cochin está en cuarentena y el barco que se suponía que fuera ha sido cancelado porque el puerto está cerrado. Hay un barco abierto. “Quisiera usted contratarlo?” Esto ocurrió el 25. El dijo que sí y lo contrató. Todos los grandes magnates que lo estaban dejando fuera tuvieron que venir de rodillas ara reservar espacio con él. Y llegó con su carga a tiempo.
¿Y cual era el nombre del barco? Ram Raj – que quiere decir Dios. En otra ocasión, Raya fue a ver a Ámmal después de que él había arreglado, a través de un banco, comprar mercadería a cierto grado de cambio. Él tenía todo su dinero metido en eso. Ahora, ahí estaba esa pequeña señora, aparentemente sin ninguna educación escolástica (yo no sé si ella sabía leer y escribir), una ama de casa de pueblo en un pequeño templo. “Ella le dijo: La moneda va a devaluarse pasado mañana. Ve, hijo, al banco y cancela todos tus contratos. De lo contrario te vas a quedar en la miseria.”
Los propios gerentes del banco no tenían ni la menor idea de lo que iba a suceder, pero esta ancianita, esta persona omnisciente conocía las situaciones del mundo y se lo pudo decir a Rajah. Él fue inmediatamente y lo canceló todo. Su firma fue la única en Ceylón que se salvó de lo que estaba ocurriendo, y eso fue porque ella sabía lo que estaba ocurriendo,
Asombrosa persona. Asombrosa. Ámmal te daba un aviso y si no lo tomabas y en su lugar insistías en hacer lo que tú querías, después de tres veces ella te decía: “Entonces hazlo”. Pero ella te había avisado y tú salías perdiendo cada vez. Ella siempre estaba en lo correcto.
“Si se hizo un mal – y esto les servirá de mucho si sienten que lo negativo está sobre ustedes - dijo Ámmal, “Manten tu vista derecha sobre el camino. No mires a la izquierda ni mires a la derecha, mantén tu vista firme en lo que estás apuntando y camina adelante, y nada te puede pasar.”
Vamos ahora a los milagros que están sucediendo en este país. Ella murió de una manera similar, tomó su mahasamadhi (la separación final del cuerpo) hace muchos años. Un día yo estaba pensando en ella y dije: “Santa Dama, Santa Dama, Santa Dama ¿Dónde estás, en los cielos?” Ella es como un aspecto de la Diosa Durga, pero ¿quién entró a la habitación? ¡La pequeña viejita! Ella ha mantenido el aspecto de pequeña viejecita. Ella no tiene que estar así, pero ella prefiere mantener ese aspecto.
Desde entonces milagros tras milagros han sucedido. Les voy a decir uno de ellos: Wendi (una de las alumnas de Hilda) estaba en Santa Bárbara paseando en una motocicleta. Estaba subiendo por una loma bastante pendiente. Yo conozco ese camino porque yo viví en el tope. Ningún coche sube a ahí de noche. Es verdaderamente árido. Wendi estaba paseando en una motocicleta y su llanta se enredó con un palo. La moto se fue patinando. Ella fue tirada y cayó ya inconciente sobre el camino, sangrando. Mientras volvía en sí, vió a la Santa Dama Ámmal parada a su lado. Ésta le dijo que pidiera ayuda. Wendi gritó: “Ayuda..,Ayuda…Ayuda”. Tres autos vinieron a ese lugar al que usualmente los coches no son llevados. La llevaron al hospital y la Santa Dama fue con ellos.
(Nota de Lionel) Yo conozco muy bien a Wendy, ella y su mamá vinieron a México con Michael y conmigo, y sí tiene un don de videncia)
La Santa Dama es una persona muy divertida. Wendy dice que la Santa Dama estaba tratando de de quitarle su agonía haciéndola reír con diferentes cambios con su cara y jugueteando con ella. Wendy comenzó a reírse. Fue tanto lo que se rió, que en el hospital comenzaron a pensar que estaba loca. Pensaron que se había dañado el cerebro y querían llevarla a examinarle el cerebro. Le pusieron dieciséis puntos y la enviaron a su casa. Wendi no tiene ni una ninguna cicatriz por gracia de Dios y de la Santa Dama.
Esto otro es una historia del Dr. Bruce que él mismo contó aquí. Él fue al dentista a que le hicieran un trabajo en la raíz de una muela. Bruce es un doctor en medicina. Él le dijo al dentista, con permiso doctor, pero debo hacer algo antes de que comencemos y en toda quietud dijo: “Ammal, Ammal, Ammal”. Cuando abrió la boca, el dentista le dijo: “No entiendo esto. El rayo X muestra una cosa, pero tu boca no muestra lo mismo.” El trabajo en la raíz no se hizo porque no era necesario.
Job y Emili venían de aventón a esta clase y de regreso a Massachussets. Una noche, después de la reunión cuando estaban parados en la carretera de regreso, Joe sintió que la Dama Ammal le decía: “Toma el primer vehículo en la dirección opuesta.” Eso sí que toma valor y fe, tomen eso en cuenta, pero él era tan devoto de Ammal que cuando vino un coche en la dirección opuesta les paró y ellos se subieron. El hombre que venía manejando les preguntó: “¿A dónde van ustedes?” Él estaba totalmente borracho. Ellos le contestaron: Vamos a Massachussets” “Muy bien”, dijo el señor. Yo los llevo. Y dio una vuelta con el coche. Job le dijo: “Déjeme manejar y usted acuéstese en el asiento de atrás. Y así fue. Cuando llegaron a Massachutses el hombre tomó su coche y se fue en la dirección que tenía que regresar. Ammal sabía lo que estaba haciendo.
Ella es maravillosa y yo les digo. Es buenísima para encontrar estacionamientos. Una santa muy práctica. Todo lo que tenemos que decir es “Ámmal, Ámmal, Ámmal y encontramos un lugar donde estacionarnos. Yo le digo “Ámmal estamos muy apurados ¿Podrías encontrarnos donde estacionarnos?
Todo lo práctico y lo no práctico, todo lo espiritual…cualquier cosa que sea. Ella es asombrosa y todavía sigue siéndolo. Su nombre es Ámmal. Si tienen fe puedes llamarla por su nombre tres veces y pide ayuda.
No es cuestión de que les estemos enseñando acerca de muchos, muchos, santos. Les estamos enseñando acerca de Una Esencia en muchas formas ¿Comprenden eso? La misma esencia que existe en la Santa Dama está en todos otros los santos. Aún estando ella en un pueblo en Ceilán y otro santo estuviese en Francia y otro en Portugal, es solamente Una Esencia. Es como vasos de agua llenados de la misma fuente. No estamos enseñando muchos dioses sino un solo Dios en todas sus formas de omnipresencia.
En divina gracia ella vivió para otros. En divina gracia ella aún se mantiene cerca de la Tierra, al igual que Santa Teresa que dijo: “Quiero pasar mi gloria haciendo el bien en la Tierra.” De la misma manera Ámmal ha dejado su cielo para estar cerca de nosotros, para ayudar a loa que tienen fe.
Innumerables aún son sus milagros. Siempre tenemos que pedirlos tres veces y entonces ella nos bendice con ellos si lo que estamos pidiendo es lo correcto para nosotros y será para nuestro bien en la tierra t nuestro desarrollo espiritual.
Sabia más allá de toda la sabiduría es este Ángel de la Misericordia. Ella no solamente conoce nuestras necesidades, sino que, igual a cualquier otro santo puede pedirle a Dios interceda en nuestras vidas. Santa Ámmal, Madre Divina, Dama Santa, tres veces gracias por tus bendiciones y por los milagros que nos has concedido a los que aquí vienen a amar a Dios.
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