Pioneros del Espíritu

Las últimas enseñanzas de Hilda Charlton

Capítulo Cuatro

Vive a Tu Más Alto Potencial

Esta plática fue presentada el 11 de Junio de 1987

 

 

Esta noche voy a hablar sobre la tenacidad en el pensar. Comenzamos con una buena oración. Pueden decirla conmigo. Va así: “Buenos días Dios ¿En qué andas hoy? Quiero ser parte de ello. Gracias.” ¿Qué les parece? Queremos ser parte de ello ¿no es así? Somos parte de ello.

Les pedí que no trajeran visitantes esta noche porque muchos me han pedido que cuente algunas de mis viejas historias y no me gusta hacerlo frente a personas que no conozco. Si algunos de ustedes está  aquí por primera vez no se vayan a creer que yo cuento estas historias porque tengo un ego muy grande. Las estoy contando porque me pidieron que lo hiciera.

Todo lo que puedo decir es que mi vida ha sido absolutamente maravillosa, plena de misterios revelados. Ha sido una  verdadera cueva de tesoros. Te doy las gracias, Dios,  por haberla hecho tan maravillosa. Sin Dios, habría sido seca y árida.

Las luchas del pasado, las penurias, las desilusiones, los gozos, la dicha suprema, todos se han disuelto en  la nada. Parece inconsecuente hablarles de estas historias. Siempre sentí que era demasiado trivial mencionarlas, pero los Maestros me  han  recordado que están aquellos de ustedes que están pasando por las mismas experiencias que yo una vez pasé. Quizás el compartirlas, como me  han pedido, pueda alumbrar el camino para otros y destruir el miedo.

Estamos enlazados escalando la montaña a la cima de la Verdad. Yo hice el compromiso con los Maestros, la Jerarquía, de venir a la Tierra en un determinado tiempo. Con frecuencia he pensado lo inteligentes que fueron al conocer precisamente el momento en el que tenía que venir ¿Por qué? Porque al bajar en ese tiempo, tuve la oportunidad de  hacer todo, absolutamente todo lo que quería hacer. Tuve una carrera en danza clásica, tuve la oportunidad de  viajar a la India y conocer gurús, escribí, viajé por diferentes lugares y regresé con suficiente tiempo para conocerlos a ustedes.

Algunos de ustedes se demoraron mucho en bajar. Llegaron en tiempos difíciles. Puede que no haya tiempo para hacer carreras, no hay tiempo para hacer todo lo que quieren hacer Yo tuve la oportunidad de hacerlo porque no esperé demasiado.  Algunos de ustedes dijeron: “Yo no quiero bajar ahora, voy a esperar un tiempo más, quizás dejar que pasen unos años”. Esperaron y esperaron y ahora es que vinieron a bajar. En el tiempo de los tiempos, hay quienes nos dicen que en estos tiempos va a haber tres días de oscuridad. Yo no fui quien lo dijo, pero sí se está diciendo. Eso no les daría mucho tiempo para sacar un disco, triunfar en el mercado y convertirse en una Madonna ¿No es así?

Todas las penurias se desaparecieron en la nada para mí, mientras que la diversión de la vida es como un sol brillante. Me alegro haber venido a la Tierra cuando vine. No me arrepiento.  Compartiré con ustedes esta noche algunas de mis experiencias y mis aventuras con Dios.

Para empezar, yo nací en una familia de agnósticos. Los agnósticos son diferentes a los ateos. Cuando un ateo ve una jirafa, dice: “Imposible, no puede haber tal animal.” - ¿Entienden? Se supone que era un chiste… Mientras que un agnóstico diría: “Mi mente está abierta. Solo muéstrame. Estoy dispuesto a enterarme”. Yo busqué respuestas y las encontré. Como dice la canción: “No es que yo tenga algo que los demás no pueden encontrar. Yo busqué con más empeño y Dios aflojó el cordel que estaba enredado en mi corazón.”  No es que uno tenga lo que otros no tienen. Todo el mundo tiene lo mismo.

Yo sí busqué con empeño y forcejé. Desesperé a mi madre hasta que ella misma se unió a la búsqueda espiritual.  Luché tanto. Llegaba a la casa después de dar las clases de danza y ni le daba las buenas tardes a mi madre. Subía a mi habitación, cruzaba  mis piernas y me ponía a meditar. Eso la volvía loca Entonces empezaba conmigo y me  volvía loca a mí. Yo le decía: “¡Madre, no haga eso porque va a tener que encarnar otra vez!” y ella me contestaba: “Bueno,  a mí casi me gusta estar aquí abajo”. Y yo le tenía que contestar: “Mamá ¡cómo va a decir cosas como esa!....Aunque yo misma estaba  bastante tocada.  Pero uno tiene que entrarle de lleno, en su totalidad, totalmente entregado y concentrado para poder hacerla. No se puede llegar a medias, con un  pie en el rey Momo y el otro en  Dios, así no la hace uno. Tiene  que ser como el filo de la navaja. Ya cuando estés entre la espada y la pared es cuando la haces. Y les digo, chicos, con todo lo que se nos viene encima, ya estamos entre la espada y la pared.   

Bueno, pues mamá se me adelantó. Nosotros teníamos un perro policía bastante grande llamado Blue que adoraba a todos los vecinos y los vecinos a él. Todos se creían dueños del perro. Iba uno caminando con él por la calle y los vecinos lo paraban y le preguntaban dónde había estado escondido. Bueno una vez cuando supuestamente se había perdido, una señora que daba clases de esoterismo nos lo trajo y terminó invitando a mi madre a sus clases a estudiar el Bhagavad Gita.

Cuando Dios quiere que te ocupes de Su trabajo, te encuentra y te acerca a Él, aunque tenga que valerse de un perro extraviado. Él usa todo tipo de ardid para atraparte. Pueden pensar a ver como los atrapó a ustedes. Existe un momento de decisión en nuestras vida que cambia nuestro curso ¿Pueden ustedes recordar cuando Dios los acercó? ¿Pueden usted recordar ese momento de decisión?  El mío vino cuando un maestro que estaba de visita enseñó en la clase del Bhagavad Gita a la que iba mi mamá. Mi madre me dijo: “Esta cierta persona, que es un santo, viene a nuestra clase esta noche ¿Podrías, por favor, venir?” Y yo fui. Al llegar, el maestro me vio y de inmediato me dijo: “Siéntate en el suelo.” Y me senté. Yo lo estaba observando mientras hablaba con unos y con otros. “Yo pensé: ¡Que barbaridad, que tonta manera de vivir!” Y mírenme ahora. Se me ocurrió preguntarle: “¿De verdad que le gusta a usted hacer esto?” Casi me mata con su mirada y dijo: “¡Cállese!”.

No había forma de hacerle preguntas a este maestro. Entonces me  dijo: “Siéntate en posición de loto.” En aquel entonces yo no sabía lo que eso quería decir, entonces  me tomó un pie y luego el otro. Cuando uno nunca se ha sentado en flor de loto y alguien le pone un pie por aquí y el otro por encima y le dice que no se mueva, no puede uno imaginarse el dolor que esto causa. Nunca antes había sentido yo un dolor igual, era una total agonía.  Así me senté por dos horas porque no quería moverme. Ni me atrevía a moverme. No sé si esto se debía a mi ego o a su dogmatismo. No sabía qué era. Quizás había algo en el banco de mi memoria de que en otra vida me había sentado a orillas del Ganges en  esa extraña posición.

Mientras que aún permanecía sentada, el maestro me  preguntó – a muy buena hora  mientras yo me moría de dolor – “¿Darías una  hora al día por la paz?” Ya eso era lo último. Estuve pensando un momento porque sentí que había algo escondido en esa pregunta.  Me miró muy seria y fijamente y me volvió a preguntar: ¿Darías una hora por la paz todos los días? Haz la promesa” Yo sabía que había algo detrás de todo eso. No me haría la vida más fácil.  Habría un cambio si yo decía que sí y verdaderamente tenía miedo ¿Daría yo una hora por la paz? Sentí que me estaba atando. Yo sabía que cambiaría el curso de mi vida y yo estaba contenta con mi vida. Era bailarina  y eso me gustaba. Pero después de mucho pensarlo, de estar soportando el agudísimo dolor y de tener las ganas de salirme   de esa posición, dije que “Sí”. ¿Cual fue el momento de cambio de tú vida? Todos ustedes, piensen a ver cuándo fue su punto de cambio ¿Cómo fue que viniste a dar con esta clase donde  te sientas en este  calor y lo aguantas? ¿Quién te trajo? ¿Cómo te enteraste? ¿Fue pura casualidad? O quizás los Maestros te estaban observando y al ver una luz sobre tu cabeza dijeron “Es hora que hagamos algo por esta persona. Vamos  a enviarla a ese lugar donde hay tanto calor a ver si aguanta.” Después puede que hayan puesto algo en tu cabeza. Puede que hayas estado sentado en una iglesia muy agradablemente y que se te haya ocurrido algo como: Esto no es lo suficiente para mí, este asunto de sentarse y pararse y volverse a sentar, cantar un himno y volver a ponerse de pie. Quiero saber más acerca de mí mismo.”

Me imagino que en alguna ocasión u otra casi todos han ido con algún  psíquico ¿no es así? Cuando yo estaba  en la preparatoria alguien me dijo: “Vamos a ver un psíquico”. Yo no sabía lo que era un psíquico, así que, por supuesto, fui.  El psíquico dijo: “La madre de alguien que está aquí va a morir sentada en una silla.” ¡Qué horror! Hasta que mi madre murió siempre pensé que un día se iba a sentar en una silla y se iba a quedar muerta – ¿Ven lo sonsos que podemos ser? – En lugar de decir. “Eso no es para mí ¡Es pura basura”!  

Entonces en otra ocasión me llevaron a un teósofo  o más bien teosofista debido a la organización a la que pertenece. Una noche estábamos en una fiesta, cuando de pronto unas personas dijeron que querían ir a la reunión de la Sociedad Teosófica. Y me llevaron a mí también. Yo no podía entender nada de lo que la oradora estaba diciendo y para decir verdad no creo que había nadie en el mundo más burra que yo. La oradora debe haber tenido unos treinta años, aunque a mí me parecía que tenía más de 100, porque yo era muy joven.  Me preguntaba por qué se dejaba el pelo largo suelto como yo cuando era una mujer tan mayor.  Mientras tanto algo estaba ocurriendo dentro de mí. ¿Por qué me estaban llevando a estos lugares? Me imagino que los Maestros lo estaban haciendo a propósito ya que yo era tan difícil de convencer. Era como si con esas dificultades se me  ayudara a romper algo en mí.

Mírense ustedes mismos para que vean como su vida ha cambiado desde que ustedes cambiaron. Mi mayor ímpetu para seguir adelante era un enfoque a los cielos,  o a lo espiritual en lugar de a lo material.  Ahora, eso es lo que quiero decirles: si quieren llegar a Dios, dejen de estar pensando en lo material. Tenemos que dejar de preocuparnos por el SIDA y comenzar a rezar y esperar una cura, ¿Pueden ver la diferencia en esto? Si alguien muere del SIDA ¿tenemos que cubrirlo aún con más oscuridad? O lo enviamos a la Luz. Tenemos que dar toda una vuelta y cambiar por completo nuestra actitud hacia la vida.  Dejen de pensar en lo material y comiencen a convertir todo lo material en espiritual.

Desde aquel entonces, di una vuelta completa y no pensé en nada  como material. Yo hacía mi trabajo, claro que sí, yo daba clases de danza, pero yo flotaba mientras estaba enseñando. A lo mejor no aprendieron todas las posiciones del ballet, pero sí recibieron mucho de Dios. Flotábamos.  Más adelante cuando otra persona continuó con mi clase, una bailarina de ballet, ella preguntó en la escuela “¿Qué les enseñaba  Hilda?” Una señora le contestó. “Bueno, le puedo decir que les enseñó más de lo que usted va a poder enseñarles. Ella les enseñó a vivir y les enseñó acerca de la  luz interna en ellos.” - ¿Pueden ustedes comprender eso?

Yo hacía que todo fuera maravilloso. Me negaba mentalmente a tener nada  que ver los con los bajos pensamientos y sentimientos del mundo.  No le hacía caso al chisme  y me  callaba. Si quieres chismear de algo, chismea acerca  de ti mismo y deja que los otros le digan  a todo el mundo todo lo malo de ti. Eso haría que dejaras de chismear con bastante rapidez ¿Para qué chismear de otra persona? Tienen que haber caído ya o de lo contrario tú no estarás hablando de ellos ¿No puedes ponerte a pensar que quizás ya tengan suficientes problemas para que tú vengas a empeorarlos con tus chismes?

Yo vivía en lo positivo. Era joven. Todavía no había ido a la India. Aún vivía en la casa de mi madre.

Ahora, esto es una obligación para todos ustedes: dejen a un lado lo negativo y amen y vivan con su pensamiento en Dios. Conviertan todo en Dios.  He aquí un ejemplo. Alguien me dijo que alguien le había dicho: “Si continúas como vas no vas a llegar nada”. Yo le contesté: “Bueno, eso que te dijeron fue algo valioso”. Esta persona me contestó que no estaba de acuerdo con eso. Yo le expliqué que en su lugar yo me habría dicho a mí misma: “Bueno, entonces tengo que poner más de mi parte para mejorar.” ¿Pueden comprender eso?

Chicos, tienen que cambiar. No nos queda tanto tiempo. Deja de chismear. Para lo que estés haciendo aquí abajo y comienza a vivir desde lo más alto.  Eso no quiere decir que tienes que convertirte en un tonto. Continúa el trabajo que estés haciendo, pero conviértelo en placer pensando que lo estás haciendo todo por Dios Nuestro Señor. Haz de tu labor una experiencia diferente. Una vez estuve vendiendo tarjetas postales porque era el único trabajo que encontraba cuando estaba en la preparatoria, lo hice por sólo una semana. Desarrollé un interés tan grande  en  lo que estaba haciendo que sólo vendía una tarjeta por día porque me interesaba mucho conseguir la tarjeta que fuera correcta para la persona que la iba a enviar: “¿Para quién es? ¿Para tu mamá? A ver, déjame ayudarte.” Yo revisaba decenas de tarjetas para encontrarle la correcta a la mamá de mi cliente. Tomé tanto interés en lo que estaba haciendo que me corrieron. Y eso me recuerda el trabajo que tomé de mecanógrafa sin saber  escribir a máquina. Llegué a una institución y le pregunté a una señorita: “¿Cómo escribe usted a máquina? Mañana comienzo un empleo y tengo que aprender”. Ella me contestó que me concentrara bien y tratara de mantener un ritmo. Si quieren escribir a máquina, ahí tienen la respuesta. No tienen que ir a tomar  clases.  Ya lo aprendieron: se concentran y mantienen un ritmo. Pero a mí se me  hizo difícil porque me tocó una máquina que no tenía las letras marcadas. Los otros empleados sacaban alrededor de 100 tarjetas al día, mientras que yo sacaba cinco.  El supervisor vino a donde yo estaba y me preguntó: “Señorita Charlton ¿Cuántas tarjetas hace usted al día?” Como los Maestros me  habían dicho que siempre tenía que decir la verdad,  yo le contesté: “Cinco”. Mientras  se  aguantaba para no caerse de espaldas, me dijo: “Bueno, es la calidad lo que cuenta, no la cantidad”. Pero él no había visto la calidad de mis tarjetas, todas tachadas y llenas de borrones. Pero es que a veces pasa algo con la verdad, que al decirla, algo sucede.  Por lo menos la  otra persona no te  puede insultar. Es algo raro lo que sucede en ocasiones  con la verdad.

Yo leía muchos libros sobre la danza. Leía las biografías o autobiografías de todo el que la había hecho, ya fuese cantante o bailarín, cualquiera que hubiera vencido las dificultades. Entonces yo pensaba, si ellos la hicieron,  yo también puedo hacerla. Si la hicieron  yo la hago, si la hicieron yo la hago…Yo puedo llegar a Dios si ellos llegan al arte. Todo se hace con la misma  energía. Todos tenían una característica en común, todas esas personas en esos libros, y Paramahansa Yogananda en el suyo – todas tenían una determinación para salir adelante poniendo su energía en el sendero escogido sin distraerse y salirse por otras avenidas.

Yo les quiero decir una cosa Si los Maestros o la Alta Jerarquía – si de verdad es la Jerarquía la que habla y tú lo has comprobado retando en el nombre de  Cristo tres veces 1 – si ellos les dicen lo que tienen que hacer, ellos harán que les sea posible hacerlo. Yo tuve que salirme de la casa de mi mamá porque mi hermano estaba convirtiendo la vida en algo imposible. Yo estaba entrándome en Dios y él todavía era agnóstico. Yo no quería mudarme porque me  estaba  haciendo la vida horrible a mí, sino porque él se estaba  haciendo su vida horrible. Me cambié para un estudio en un edificio donde todo el mundo se retiraba a sus hogares por la noche y yo me quedaba sola en el edificio con una puerta que no era nada segura.  Me sentía horrible allí y con mucho miedo. Cuando me acostaba decía: “Dios mejor muerta que cobarde. Aquí me  quedo”.  Entonces los Maestros me dijeron: “Salte de este lugar.” Enseguida llegó una persona y me dijo: “Hay un local en esta vecindad que era un pequeño banco y ahora está vacío y te lo rentaían por treinta y cinco dólares mensuales.”

Ya ven, los maestros lo hicieron posible. Cuando te dicen que hagas algo, también lo hacen posible para que lo hagas. Si lo Maestros te dicen que cambies de trabajo, aparece el trabajo que te conviene. ¿Recuerdan en el libro de la autobiografía de Yogananda cuando enviaron a Lahiri 2 a lo alto de las montañas porque querían que conociera a Babaji, y cuando había terminado, lo volvieron a bajar? Ellos saben como manejarte.

Hace años, cuando teníamos estas reuniones en la Iglesia de San Lucas y estábamos tan apretados allí, vi a una persona  que se bajaba del escenario una noche. Yo dejaba que parte de los estudiantes se sentaran en el escenario y yo me sentaba  abajo con el resto del público, debido a que ya apenas  cabíamos allí. Vi que una persona que estaba en el escenario se levantó y se iba y les dije a los Maestros: “No puedo ser muy buena para dar estas clases, miren como esa persona  se está yendo.” Ellos me contestaron: “No estás entendiendo, hija, esa señora está embarazada y aquí está haciendo demasiado calor. Le metimos en  su cabeza que había dejado un aparato eléctrico prendido y ella se fue a apagarlo.” Los Maestros le había puesto ese pensamiento para que se saliera del calor ¿Ven como ellos nos  cuidan?

En la misma línea, para regresar a las antiguas historias, un día los Maestros me dijeron: “Ve al pueblo”. Yo vivía entonces sobre un cerro en  Santa Bárbara. Eran unos 14 kilómetros de curvas hacia arriba. Le dije a Bea, la señora con quien vivía, que iba a bajar al pueblo. No tenía dinero conmigo porque  estaba acordándome  que la Biblia dice:  “Tienes  que ir  sin nada. Ve por carreteras y atajos”. O por lo menos era lo que yo creía que decía, por lo que obedecía y no llevaba  dinero. Bea preguntó: “¿Cómo vas a ir?” Y yo contesté: “No sé. Los Maestros dicen que debo ir.” Entonces ¿dónde vas a estar?” “Yo no sé” le dije “No me han dicho a dónde voy.”

Su  esposo me llevó y de pronto, sin pensarlo, le di órdenes de: “Por favor, Skip, lléveme a la oficina  de  correos.” Entré en correos y la esposa de Rod White, el violinista, al verme, vino corriendo a donde  yo estaba.  me dijo: “¡Hilda! Te he estado buscando. Por favor ven conmigo a mi casa ¡te necesito tanto!” Los Maestros sabían quien me  necesitaba y sabían también a dónde  enviarme. La casa estaba muy desorganizada y ruidosa, justo lo que yo menos necesitaba en aquellos momentos, o por lo menos así lo sentía yo.  Y sentía que necesitaba silencio y tranquilidad, una meditación, los ojos cerrados,  inspirando y expirando, pero eso no era lo que decían los Maestros. Ellos querían que yo fuera a un lugar incómodo y escandaloso, donde  yo  tuviera que ponerme fuerte. Niños corriendo, perros ladrando y hasta mordiendo - ¡qué lugar ese! Pero los Maestros sabían. Nosotros creemos que sabemos lo que necesitamos, pero los Maestros lo saben mejor que nosotros porque ellos pueden verlo en nuestro interior.

No tengan miedo en este sendero. Confíen. A veces van a  sentir que les tiembla el cuerpo ¿Han sentido alguna  vez ese temblor interior? Es casi como si el cuerpo que está adentro de sus cuerpos temblara. O a veces uno puede sentir que un bicho lo picó mientras está en meditación.  Lo que eso significa es la apertura de un nuevo centro de nervios en tu cuerpo. Ése sentir que algo lo ha mordido a uno es verdaderamente una apertura de algo.  El temblor es el adelanto de tu cuerpo a la Nueva Era de Dios – es un tipo nuevo de cuerpo, tu nuevo cuerpo de Dios.  Si no están sintiendo el temblor, no se preocupen ni piensen que están  perdidos. Porque no lo están. Y si sí lo sienten, tampoco se preocupen.

Una de las cosas que yo hacía era acostarme e invocar a Shiva. Yo decía “¡Oh, Shiva, ven, por favor, y danza sobre mí! Parecía como si cada átomo de mi cuerpo danzara por sí mismo, separado de los demás. Entonces fui con un yogui y le comencé a contar. Le dije ¿sabe que?...Y no tuve que decirle nada más. Me dijo: Eso está bien, consérvalo por tres días y después yo te lo quito.” Me dejó con el temblor por tres días; y luego se me quitó. Es el despertar de nuestro cuerpo. Estamos cambiando a un diferente tipo de cuerpo.

Me gustaría contarles otra historia porque es una muy importante. Cuando mi padre murió,  mi  madre me decía que por favor no me  fuera, que me quedara con ella. Todo el día me la pasaba pensando: “Mi madre me está aguantando, mi madre me está aguantando, mi madre no me suelta, mi madre me está aguantando.” El día entero yo me  decía que mi madre me estaba aguantando. “No puedo salir al mundo, no puedo ir a hacer mi trabajo. Mi madre me tiene atada; mi madre me tiene atada. De pronto el Maestro viene  y me dice: “Tu madre no te tiene  atada. Tú tienes atada a tu madre”. Siendo yo todavía joven, algo fresca y un poco atrevida, le contesté, por supuesto: ¿Y eso que quiere decir? ¿Cómo voy yo a tener a mi madre atada? Entonces me  di cuenta. Yo tenía a mi madre cubierta de mis propios pensamientos  y ella estaba  ejerciendo lo que yo le estaba alimentando a su mente ¿Pueden comprender eso? Es muy importante que lo comprendan porque frecuentemente cuando estás chismeando, cuando estás pensando en alguien, le estás poniendo una bruma, como una nube gris, alrededor de ellos,  programando el mensaje en su computadora mental y ellos te lo regresan. Yo había puesto una nube alrededor de mi madre que decía: “Hilda no se debe ir, Hilda no se debe ir, Hilda no se debe ir. Tan pronto como yo me admití a mí misma que yo era la que estaba causando el problema, subí a la habitación de mi madre y en cuanto me vio, me dijo: “Hija tú te puedes ir al mundo  en cuanto lo desees e irte a hacer tu labor.”

Todos siempre quieren echarle la culpa al otro. “Este lo hizo. Aquella lo hizo. Me lo está haciendo a mí.” Todos podrían haber dicho que no ¿no es así? Siempre tenemos la opción de decir que no. Tal palabra existe.

Alguien también me pidió que contara esa vieja historia de lo que sucedió con mi tarjeta  de la biblioteca. Encaja bien en el tema de esta noche sobre la tenacidad del propósito. Yo iba caminando, con una bolsa que brillaba mucho, por las calles de un área muy insegura en la ciudad de Oakland en California. Yo vivía allí en mi estudio que era un  granero remodelado en el jardín de una mansión. Cuando vivía en Santa Bárbara, alguien me había dicho que cuando la Tierra estuviera volviendo a su eje original, era nuestro deber enviarle amor a la Madre Tierra. Me impresionó eso tanto que se me quedó muy grabado en  mi mente, que el momento en que la Tierra estuviese volviendo a su eje, yo estaría enviándole amor a la Madre Tierra. Y de pronto, una noche, mientras iba caminando a la casa, comencé a sentir que me estaba ladeando y enseguida pensé: “Ésta es la Madre Tierra volviendo a su eje”, por lo que comencé a enviarle amor.  Y así continué ladeándome y ladeándome hasta que me di cuenta que de mi bolsa sólo me  quedaba la agarradera porque alguien simplemente la había cortado mientras yo  estaba ocupada ladeándome. Me horroricé. Y comencé a darle de gritos al hombre que llevaba mi bolsa en la mano diciéndole: ¡No corra, no corra, usted puede quedarse con la bolsa, no tiene que correr!”

Entonces me puse a pensar en los Maestros.  Yo había estado pensando en los Maestros y caminando con mi cabeza en el cielo y los pies también en el cielo. También me quejé con los Maestros: “¿Por qué no me avisaron?” ¡Yo no me vine a dar cuenta hasta que vi al hombre corriendo con mi bolsa en la mano! “Eso no fue justo” pensé. Bueno, pues los Maestros se pusieron un poco duros y me lo dejaron saber: “No tienes derecho a estar caminado con una bolsa brillante de charol en esta parte de la ciudad. Tú, por lo tanto,  le causaste karma al hombre que te la robó.” Verdaderamente oí eso muy atentamente. Llegué a mi estudio y me puse a pensar qué traía dentro de la bolsa. No me  importaba el dinero porque no traía ninguno. No traía tarjetas de  crédito porque nunca he tenido una en mi vida., ni siquiera ahora. De pronto me acordé de mi tarjeta de la  biblioteca “Dios mío” dije, “se llevó mi tarjeta de la biblioteca”, “Dios mío ¿como permitiste que se llevara mi tarjeta de la biblioteca”. Por días no podía dejar de pensar en eso “Dios mío ¿cómo permitiste eso?” Yo veía al hombre yendo a la biblioteca y sacando docenas de libros con mi tarjeta. En realidad a uno solamente le permiten sacar cinco libros a la vez. Y todo lo que yo tenía que haber hecho era llamar a la biblioteca por teléfono y reportar la tarjeta perdida. Pero eso no se me ocurrió, no vivía en ese espacio, y aún no vivo en ese espacio. Sigo siendo igual.

Continué por tres días con esa tenacidad de propósito hasta que la tenacidad hizo algo. Estaba caminando por un lugar donde no había edificios, ni árboles, nada, sólo el cielo azul y de pronto vi un pedacito de papel que bajaba y bajaba en círculos y cayó delante de mis pies. Por curiosidad lo recogí y resultó ser mi tarjeta de la biblioteca. Tenacidad de propósito ¿entienden eso? Tienen que tener eso si quieren hacer que algo suceda. 

Yo podría continuar  con más historias como esa y esta es una de ellas. Yo nunca hablo de mi fe y mis creencias ni me gusta indoctrinar como hacen algunos fanáticos. Un día yo me encontraba en mi estudio y llega una señora totalmente histérica y me dice “Mi hija” –una bailarina que bailaba conmigo–  “está en el hospital de ”dije: “Me voy a vestir y voy a ir a verla, mientras tanto, usted regrésese al hospital.” Cuando salí de mi habitación, Jan  Hauser, una de las personas que vivían en el estudio, salió de su habitación y yo le comenté: “Cómo voy a ir a ver a nadie en las condiciones en que me encuentro. Me siento muy mal y ella quiere que vaya a sanar a  su hija. ¡Qué locura! ¿Qué hago?” Jan no estaba metido en  lo nuestro para nada, lo recuerdo siempre fumando y tomándose una copa de vino, dibujando, tocando el piano y pasando la vida en esta Tierra muy agradablemente todo el tiempo. Sin embargo me dijo: “Hilda, San Pablo tenía una aflicción y así y todo curaba a los enfermos. Mejor que te vistas y vayas.” Le hice caso y fui. Le dije a la madre de la joven que le tomara una mano y yo le tomé la otra y resultó que ella comenzó a respirar y hoy día todavía vive. Por mucho tiempo estuve recibiendo tarjetas de  Navidad de ella. ¿Ven? Yo había un sentido de falta de estima y de confianza en mí misma ¿Pueden  entender eso? No permitan que por falta de autoestima o por sentirse indignos se interrumpa su trabajo. San Pablo no se sentía así. Piensen en San Pablo cuando se sientan indignos. La Biblia dice que él padecía de un  tipo de aflicción él podría haberse ido de este mundo sin hacer nada debido a esa aflicción. No permitas que la indignidad te gane. Yo me sentía indigna y sin fuerzas, pero fui de todos modos. Superé lo que sentía.

En cuanto a su desarrollo, chicos, yo diría que van por el sendero. Pero si Dios les dijera lo avanzados que están ¿qué creen que les sucedería? El ego. Comenzarían a considerarse como muy espirituales. Yo verdaderamente no pensaba que estaba llegando a ningún lugar hasta que llegué a la India. Entonces comencé a ir con los maestros espirituales y me encontré con que me estaban dando mucha atención.  Ahora no sé si era porque les daba pena ver lo ignorante que yo era o porque yo había trabajado con migo misma, pero yo opté por la segunda opción. Es la única vez que me di cuenta de que me había ganado algo después de tantos años de sufrimientos que tuve en este país. Así que si sienten que no han llegado a nada sepan que sí están llegando a algo. Sepan que tienen algo ahí y permítanse decirse, sin considerarlo como ego: “Yo puedo hacerla. Si ese cantante la hizo, yo puedo hacerla. Si ese pintor la hizo, yo también puedo hacerla.” Cualquier libro que hayan leído acerca de personas que la hicieron, recuérdenlos y digan: “Yo la puedo hacer porque Dios me creó en su imagen y semejanza”.

Voy a hablarles un poco sobre Juana de  Arco.  Como ya  les he dicho varias veces, yo era muy tímida de chica. Cuando tenía cuatro años sentía  aros moviéndose adentro de mí y corría gritando para donde estuviese mi madre. Se  trataba de los chakras abriéndose. Yo buscaba a mamá y le decía: ¡“Esos colores, esos aros y esos colores…! Ella solamente me decía: Oh ¿qué colores? Pero en realidad no hacía mucho caso.  Todo me asustaba, por lo que terminé siendo muy tímida.

A mamá le  gustaba mucho hacer teatro cuando vivíamos en Salt Lake City. Nosotros no éramos mormones, pero les pedían a mamá y a mi padre que montaran obras teatrales. Una vez ella hizo una representación teatral acerca de diferentes naciones y me tocó a mí representar a Francia vestida, muy malamente por cierto, de Juana de Arco. Yo no sabía qué era lo que yo estaba representando ni quien era  Juana de Arco. Pero en un momento en el que estaba parada en el escenario oí una voz que venía de arriba, como del cielo que decía: “Je suis Jeanne D’Arc” – “Yo soy Juana  de Arco. Mi fuerza te doy para que luches en tu batalla en la Tierra con fe y paciencia como yo luché en la mía. Estaré contigo hasta el final”. Entonces vi un rayo de luz como si fuera una  cinta luminosa descender y entrar en mí. Yo lo tomé como vino sin mucho espaviento yo nunca he hecho mucho espaviento con nada en este mundo, pero sí me di cuenta de que algo me había sucedido. En ese entonces, cuando mamá me pedía que fuera a la  tienda a comprarle algo que necesitara, el chico del lugar me sacaba la lengua y yo salía corriendo como si él me hubiese amenazado con un puñal o algo. Después de esa experiencia  yo iba a la tienda y me le quedaba mirando y él se echaba  a correr  como si yo lo fuera a matar. Cada vez que yo pasaba  por su casa, salía corriendo. Algo me había sucedido con ese poder que había entrado en mí. Desde ese momento se fue creando en mí más fuerza, más fe y  más poder.

Juana de Arco nació en  1412. Como he podido recordar algunas de mis otras vidas, yo sé que durante ese tiempo en la tierra, yo era una monja llamada Colette.

Si en  una vida futura, yo recuerdo esta presente encarnación, podría decir que uno de los momentos mas maravillosos fue estar parada en el medio de Stonehenge . Los guardias me dejaron entrar y pararme adentro del círculo y fue algo mágico. Fuera de este mundo. Maravilloso. También fue maravilloso haber estado con mi gurú, Nityananda,  y haber recibido la dicha que él me dio. Pero entre las encarnaciones que recuerdo, el momento más maravilloso de todos fue cuando estaba  parada como Colette en los años del 1400 y vi pasar a la Doncella – Jeanne d’Arc. Todo el mundo gritaba “la Doncella, la Doncella, ya viene la Doncella – la Doncella, la Doncella, la Doncella, la  Doncella”. El aire estaba lleno de emoción.  Ése fue mi momento mayor. Quizás fue por eso que ella vino a mí en esta vida. De lo contrario, no sé por qué iba ella a escoger a una niña tonta como yo. Fue algo maravilloso – “La Doncella, la Doncella, la Doncella.”  Ella es muy querida para mí. No sabría expresar lo querida que es para mí y lo que ha sido para mí en esta vida. Desde que sentí su poder en mí pude darme  cuenta lo que había sufrido. Supe lo que era estar en grilletes.  Supe lo que era estar amarrada a una cama con hombres en el cuarto. Por un tiempo, si íbamos a un cine yo tenía que sentarme en el asiento del pasillo porque si no me sentía encarcelada. Esto entró en mí de una forma muy especial. Junto con la gracia que me  dio, vino también una  muestra de  su sufrimiento. Yo sí la conocí en  esa vida y me enorgullece poderlo decir. En esa  vida ella visitó el convento en el que yo estaba. Hasta está en algunos libros. Me imagino que siempre les pedía a las religiosas que rezaran por ella y supongo que yo lo debo haber hecho. Creo que cuando vino a mí en esta vida fue una forma de mostrar su agradecimiento. No sé.

¿Qué nos dirías de la vida, amiga Juana? ¿Qué nos dirías esta noche desde tu espacio donde todo es luz? ¿Qué nos dirías a los que estamos luchando en esta guerra de oscuridad, caos y desesperación? ¿Qué nos dirías tú, Juana? Luchaste como  un soldado en  la  Tierra, pero fue una  lucha por la Verdad – una  guerrera de Dios  quien se paró impávida con los pies en la Tierra y la cabeza en el cielo ¿Qué importa ahora que hayan quemado tu cuerpo y que por un corto momento en la eternidad el dolor haya tomado posesión de tu ser?

¿Saben ustedes que cuando  fueron  a  recoger sus cenizas, su corazón no se había quemado? Estaba intacto. Lo tomaron y lo echaron al río para que no quedara nada que el mundo pudiera venerar. ¿Qué importa que hayan quemado tu cuerpo? Por un corto momento en la eternidad Él tomó posesión de tu ser. La verdad, el valor, el poder, el amor que dejaste de herencia en la Tierra permanecen para siempre para los que deseen liberarse de los tiranos internos.

Los tiranos en nosotros -  el chisme, la fealdad, la mezquindad, el odio – ¡suelten todo eso chicos! Entréguenlos antes de que Dios les obligue a dejarlos.

Tú liberaste a Francia, Juana de Arco, y nosotros queremos liberarnos a nosotros mismos. Luchaste con una voluntad indomable, la voluntad de Dios,  para mostrarnos los padecimientos de la Tierra, los padecimientos que acosan al hombre y a la mujer en este mundo. Tu forma era fuerte y al mismo tiempo gentil sin fallar – quizás sólo por un segundo en toda la eternidad.  Querían que ella dijera algo que la hubiera salvado de la hoguera. Ella no quería ser quemada. Era joven, tenía diecinueve años. Nadie quiere ser quemado. Por un momento se debilitó y mintió, pero rápidamente recapacitó y dijo: “Sí, si es verdad, yo oí y yo vi a los ángeles, y todo lo que he dicho es verdad”.  Ese momento de duda le dio aún más fuerza.

Viviste en fe, Juana de Arco, con suficiente inocencia para poder creer lo que oías. Incorruptible fuiste. Naciste incorruptible y regresaste a tu alto espacio en el mundo de los cielos, del que habías bajado para mostrarnos la Verdad. Muéstranos esa fe intrépida para que podamos vernos en tu vida como en un espejo de nosotros mismos – del Dios que habita en todos.

Si a nosotros nos llegaran voces - o vamos a decir, si a mí me llega una voz diciéndome que fuera a ver a nuestro Presidente en la Casa Blanca y le dijera que yo iba a tomar comando del ejército y la marina, no creo que lo haría. Para empezar, ni me dejarían entrar en la Casa Blanca. Sin embargo, cuando la voz le dijo a Juana de Arco que fuera, ella fue. En Lourdes, cuando la Madre le  dijo a Bernadette que tomara del agua del manantial, ella miró a su alrededor y no veía ningún manantial. Todo lo que pudo encontrar fue lodo. Puso lodo en su boca nada más que para obedecer ¿Podríamos hacer eso nosotros? ¿Tenemos la suficiente fe para hacerlo? ¿O el suficiente valor? Si no ¡obtengámoslos!

Tú eres única Juana de  Arco. Se te  puede medir con  la norma de los tiempos sin duda ni aprensiones ¡Como no voy a  glorificar tu vida! Tu existencia fue ejemplar y aún es idealmente perfecta. Ocupó un alto lugar de  logros. “Uno  más  elevado no podría ser alcanzado por ningún mortal,” dice Mark Twain.3 Un simple mortal que no estaba hablando de profetas ni avatares. Y continúa diciendo: “Ella era sincera cuando la mentira era el lenguaje común (de la humanidad)…Piensen como son  las cosas ahora en este mundo. Las mismas condiciones aún existen.

 

"Ella era  honesta cuando la honestidad se había  convertido en una virtud perdida; ella cumplía sus promesas cuando no se  esperaba que nadie cumpliera las suyas; ella dedicó su mente a grandes pensamientos y grandes propósitos mientras que otras mentes se desperdiciaban en meros gustos o pobres ambiciones…"

 

No permitan que sus mentes  se hagan pequeñas con mezquindad y chismes.

 

"Ella era modesta y fina y delicada cuando el ser burdo y escandaloso podría decirse que era universal. Ella era pura compasión cuando la falta de merced y la crueldad eran las reglas del juego. Ella era estable cuando la  estabilidad no era conocida y honorable en una era en la que habían olvidado lo que era el honor, ella era un peñón de convicción en un  tiempo en el que el hombre no creía en nada y se burlaba de todo."

 

Algo parecido a estos tiempos ¿no es así? todos tenemos  que convertirnos en Juanas de  Arco.

 

"Ella era persistentemente verdadera en una era en la que reinaba la falsedad; ella mantuvo su dignidad personal incólume en una edad de adulación y servilismo; ella era de un valor intrépido cuando la esperanza y el valor habían perecido en los corazones de su patria.  Ella era inmaculadamente pura de mente y cuerpo cuando la sociedad en sus más altos niveles era impuro en ambos – ella era todo esto en una era en la que el crimen era  común  entre altos dignatarios y príncipes y en la que los más elevados personajes del cristianismo eran capaces de asombrar hasta a los más infames de esa era y  dejarlos impactados ante el espectáculo de sus atroces vidas."

 

Él podría estar hablando  de estos tiempos.

 

"Ella quizás fue la única persona  totalmente  generosa cuyo nombre tiene cabida en la historia profana. A ella se le ofrecieron reconocimientos y honores, pero no aceptó ninguno. Todo lo que ella aceptaría – si el Rey se lo otorgaba – era regresarse a su pueblo y dedicarse a cuidar sus ovejas de nuevo."

 

Cuando él le preguntó: “¿Qué quieres, Juana?” ella contestó: “Sólo quiero regresarme a casa y cuidar mis ovejas”. Por supuesto, que no pudo hacerlo.

 

"El egoísmo de la Doncella, el ideal de una nación que aplaudía, nada más llegaba hasta ahí, el deseo de regresar a su casa, a su aldea y ser olvidada. No llegaba más allá."

Juana  de Arco, sólo una niña en edad, ignorante, analfabeta,…sin influencia, fundó una gran nación….encadenada,  sin ayuda ni esperanza….su tesoro estaba agotado, sus soldados descorazonados…todo el espíritu entorpecido, todo el valor caído….y ella puso su mano sobre esta nación, este cadáver, y ésta se levantó y la siguió.

 

Esos soldados rudos la siguieron y ella les dijo que tenían que rezar cada mañana. Todo lo que ellos conocían era pelear, andar con mujeres y decir malas palabras. Una  persona que de verdad viva en  Dios, puede cambiar un mundo. Un hombre, una mujer, que verdaderamente viva en Dios, puede cambiar el destino del mundo.

 

"Ella lisió permanentemente el poder de los ingleses y murió con el título de Libertadora de Francia, título que aún lleva hoy en día.  Y como premio, el Rey de Francia, a  quien ella había coronado, se mantuvo supino e indiferente, mientras que los sacerdotes franceses tomaron a la noble criatura, la más inocente, la más encantadora, la más adorable que habían producido las eras y la quemaron viva en la hoguera.4"

 

Esa era es como nuestros tiempos. Los altos seres de los cielos nos imploran que vivamos  como un rayo de luz en el medio de esta edad oscura.

Le pregunté a Juana  de Arco qué nos diría si pudiera hablarnos. Ella dijo:"Viví entregada a mi destino con valor, pero el valor sin fe es como atacar las fortalezas en el momento equivocado."

 

¿Entendieron eso? Si tienes el valor, si caminas hacia delante, eso no es suficiente si no tienes la fe. Con la fe viene la sabiduría.

 

"Hacer sin fe o actuar sin fe en Dios es dar golpes en la oscuridad. Yo estuve en la  tierra por un corto tiempo, hice mi rol y dejé la escena, pero la fragancia de mi vida de fe en Dios permanece para aquellos que tengan la simplicidad de tomar de esta inspiración."

 

Yo espero que muchos de ustedes tomen de esta inspiración en esta noche porque ella estará con ustedes en todo lo que suceda.

 

"Yo dejé el patrimonio de Dios de verdad y de valor; fe, fortaleza y amor en esta Tierra. Eso es lo más que se puede esperar de un ser humano, ya sea hombre o mujer."

 

Eso es lo más que podemos dejar aquí, chicos. Sabemos cuando entramos que vamos  a salir. Dejen algo aquí, pero no dejen chismorreo, no dejen mezquindad. Por favor, se los ruego.

 

"La vida es pasajera y pronto desaparece, pero la verdad del vivir vive para siempre, como un sendero para que otros caminen. Así fue mi corta estancia en la Tierra. Me moví en la tierra, hice una  pausa y me  regresé al lugar de donde vine. Nunca morí."

 

Contemplemos las palabras de Juana de Arco. Siéntense tranquilos, con la espalda derecha. Inspiremos en el centro del corazón. Háganlo ustedes mismos, inspirando y expirando por el centro del corazón espiritual. Que esta noche el valor te sea dado como un regalo – el valor para seguir adelante en la vida, el valor para comprender que eres un individuo que  puedes cambiar tu parte en el mundo.

Cree en ti mismo. Haz lo imposible. Aligera el camino con una sonrisa, con una palabra de alegría. No importa si la fama  y el triunfo han llegado a tu vida, pero no permitas que la vergüenza o la falta de autoestima empañen tu espíritu. Vivan intrépidamente, chicos, sean honestos con ustedes mismos…. Entonces la paz llenará a su ser interno. Sean reales a ustedes  mismos y serán real a Dios, a la vida, a todo. Reciban el valor en este momento, tómenlo en ustedes. Reciban este regalo esta noche. Tomen la fortaleza, pero, sobre todo, tomen la  fe.

Cuando estemos en exilio divagando,  perdidos sin saber que camino debemos tomar, estaremos esperando una mirada  tuya, una señal de tu parte, Doncella de Luz y Verdad. Entonces no nos  falles.

Por favor traigan su concentración a su frente. Vamos a ir atrás en tiempo, volvamos a Francia,  parémonos en tierra francesa, oigamos de  nuevo en la distancia: “¡La Doncella, la Doncella, ahí viene!” Véanla pasar ante  ustedes en un gran caballo blanco. Eso es todo lo que se necesita. Permitan que el perfume  de su alma lo invada todo.  Sabemos que hemos visto una  chispa de la  luz del Cielo.

Esta noche, Juana de Arco, envía tus rayos para ayudarnos a todos y para traer al frente de nuestro yo interno el poder para poder pasar por todo lo que se venga. Nos acordaremos de ti, y seremos valientes porque tú has pavimentado el camino y aclarado los espacios para que veamos el horizonte y sepamos  que justo adelante se encuentran nuestros sueños de paz, de amor y verdad. Levanta tu bandera en alto y marcha delante de nosotros, Doncella. Que veamos esa bandera ondear en el viento y sepamos que si creemos en Dios y en nosotros mismos, estamos llamados a  ganar;  no podemos perder. Cuando los tiempos se tornen  difíciles y las nubes parezcan tapar al cielo y no sepamos hacia dónde dirigirnos, dónde  vivir, a dónde ir para conseguir alimentos, tengamos fe  y valor y sepamos que Dios sabe lo que hace. Danos a todos una bandera que podamos agitar con nuestras manos y aclarar el cielo. Que todos los obstáculos de los aquí presentes y las oscuridades en sus vidas desaparezcan ante esta bandera que llevamos. La levantaré en alto este mismo momento. Venceremos porque tenemos a Juana de Arco como modelo y Santa Teresita del Niño Jesús ¿No dijo Anne  Frank: “Yo todavía creo que el humano es verdaderamente bueno de corazón”. Anne Frank a quien clasifico junto con Juana de Arco y Santa Teresita dijo: “Yo simplemente no puedo poner mis esperanzas en cimientos que consistan de confusión, miseria y muerte. Veo como el mundo gradualmente se va convirtiendo en una selva. Oigo ese trueno que siempre se está acercando que nos va a destruir”. No es así, no nos destruirá Anne Frank. Yo lo cambio. Yo digo que no, no nos  destruirá! Ella dice: “Yo puedo sentir el sufrir de millones, sin embargo,  si miro hacia el cielo, creo que todo va a tener un buen final, que esta crueldad va a terminar y que la paz y la tranquilidad regresaran de nuevo. Mientras tanto, yo mantengo mis ideales y quizás el tiempo vendrá en el que yo podré realizarlas.”5  Anne Frank, yo estoy segura de que lo podrás hacer. Juana de Arco, ya tú llevaste lo tuyo al final. Florecita, tú escribiste tu libro.

Sentémonos en quietud por unos momentos. La Doncella, la Doncella. Todo lo que sube  a los éteres permanece. Yo fui a Francia a visitar el lugar de Colette y nos hospedamos en un hotel cercano en Amiens. Mientras estaba acostada en la cama, oí: “¡Marchons... marchons!” y vi gentíos agitando banderas. Vi a un hombre, un soldado ya mayor, que no sabía que había muerto, entrar a mi cuarto. Yo le dije: “¿Qué quiere? Por favor, váyase.” Oía ese “marchons, marchons” como había oído “la Doncella, la Doncella”.  Estas cosas maravillosas permanecen para siempre. Luego bajé a la recepción del hotel y pregunté: “¿Estuvo esta parte del país en la guerra?” Me contestaron: “Sí, Patton atravesó por aquí para salvar a Francia.” Ellos cantaron ese para Patton y todavía estaba en los éteres y yo todavía podía oírlo. Todo lo que ponemos en los éteres, permanece. No cubramos a nuestros  semejantes de oscuridad, chismorreo y mezquindad.

Les imploro a ustedes que vivan a lo más alto de su ser. Vivan la grandeza que existe en cada uno de nosotros, vivan  al Dios en ustedes mismos, vivan a la gloria de Dios que vive en ustedes. Aunque mantengan los pies en el suelo, mantengan  la cabeza en el Cielo. Les pido que no pierdan su visión de la Gloria. Por favor. Debemos permanecer en el Cielo en nuestras mentes. Debemos de saber que viene un gran mundo nuevo. No podemos vivir en el horror del mundo más bajo.

Sean fuertes y vivan a su máximo. Sean fuertes, tengan fe, y salgan adelante. Esta es la marea más baja del mundo. No puede bajar más,  a Dios gracias. Ahora tiene que comenzar a elevarse  y nosotros subir con ella.

No duden más de ustedes mismos.  Crean en ustedes mismos, crean en Dios y salgan adelante.

 

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Notas:

 

1.           Hilda con frecuencia instruía a sus estudiantes que si oían una voz y se querían  cerciorar que fuera auténtica,  deberían preguntar tres veces “En el nombre de Jesucristo ¿quién eres?” y decía que si  la voz persistía entonces era una  voz real.

2.           Lahiri era un estudiante de Babají que alcanzó la iluminación y se convirtió en el gurú de Sri Yukteshwar, quien eventualmente enseñó a Yogananda. Lahiri recibió un inesperado puesto del gobierno en las Amalayas. Después de un poco tiempo allí, mientras tomaba una caminata, conoció a un joven asceta, que resultó ser Babají. El condujo a Lahiri a una cueva donde éste había pasado una  gran parte de una previa vida y Lahiri se dio cuenta enseguida de quien él realmente era. Cuando Lahiri regresó a la ciudad se encontró con que había llegado un telegrama que decía que la posición que le habían  dado había sido un error burocrático y que se regresara de inmediato.

3.           En esta sección, Hilda está parafraseando del libro Personal Recollections of Joan of Arc (New York: Harper and Brothers Publishers, 1899), p. xi.

4.           Ibid., p. xi-xiii

5.            Anne Frank, The Diary of a Young Girl (New York,  Simon and Schuster, Inc. 1958)

 

 


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