Pioneros del Espíritu
Las últimas enseñanzas de Hilda Charlton
Capítulo Cinco
CONSEJOS DIVINOS
PARA EL CRECIMENTO ESPIRITUAL
Esta plática fue presentada el 25 de Junio de 1987
Nunca deben perder la fe en su perfección interna. Crean en sí mismos pero primero tengan completa fe en Dios, que sabe lo que hace. Innato quiere decir nacido en uno, pero el Señor es quien lo expone. Perfección innata se refiere a esa perfección que está en uno y que nunca ha vuelto a ser tocada desde su creación. Dentro de ustedes, todo es perfecto. No importa cuantas veces se hayan equivocado, cuantos pecados hayan cometido. Es esa parte de uno que se mantiene blanca como la nieve. Esa perfección es lo que tienen que traer al frente, dejándola correr por todo su ser. De eso hablaba Jesús – traer la perfección al frente. Por eso fue a la cruz y es por eso que los profetas de todas las religiones, por compasión, vinieron a nosotros. Todos dieron el mismo mensaje: la perfección está en nosotros. Ellos bajaron a la Tierra para enseñarnos esta verdad.
Encuentren ese lugar en ustedes ahora. Cierren sus ojos por un momento y tómenlo. Digan: “Yo tengo la perfección innata dentro de mí. Nadie nunca la ha tocado. Ni los divorcios, ni los problemas, ni las relaciones, nada la ha tocado.”
En este momento algo me llega a mi mente – Quizás hayan leído acerca de un niño que entró en coma a la edad de tres años. Por años estaba siendo alimentado artificialmente. A la edad de ocho años cuando lo iban a desconectar de los aparatos que lo mantenían vivo, abrió los ojos y le dijo a su madre: “He estado en el Paraíso.” Describió el Cielo. Dijo: “Conocí a mi abuelo y a mi abuela.” Y los describió. Pero él nunca los había conocido en la Tierra porque ellos fallecieron antes de que él pudiera conocerlos. Él había estado allá arriba todos esos años. Entonces les dijo: “Yo sólo bajé para despedirme y decirles que yo estoy en el paraíso y me encontraré con ustedes cuando ustedes vengan.” Y falleció.
Una bella historia ¿no es así? El hecho de que alguien baje a decirnos lo bello que es allá arriba para que cuando algún ser querido muera no suframos sino que nos sintamos felices es un acto de fuerza y de valor. En el Oriente, cuando un anciano o anciana muere hacen funerales con trompetas sonando y bandas tocando porque sienten que ellos van a la gloria. Pero aquí no los dejamos ir.
Esa historia en sí no tiene que ver con nuestra lección, excepto que pensé que era muy inspiradora.
La Tierra en estos tiempos está tan oscurecida con maldad y con odio que a veces me siento como si no pudiera estar aquí con toda la chismorrería y la maldad y las pequeñeces de la gente. Pero entonces me acuerdo de las sonrisas de ustedes y de su confianza en mí y observo el crecimiento espiritual que han tenido todos los que han estado viniendo por un largo tiempo. Yo sé que su crecimiento espiritual ha surgido en el medio de la oscuridad, por eso le grito “¡No!” a los cielos y digo: “¡Yo me quedo aquí!” Y uno mi perseverancia con mi tenacidad y la revuelvo con amor y con fuerza y me cubro con esa fuerza protectora. Y estoy lista para otro principio.
La chismorrería barata es lo que causa tanto problema. La energía creativa asciende por la espina dorsal y se supone que continúe hacia arriba, pero sale por la boca como sapos en lugar de piedras preciosas- sapos de chismes. Los Maestros odian eso. Les voy a enseñar una forma nueva y correcta de chismear. Observen esto:
(Esta parte de la lección esta escenificada por dos jóvenes del grupo de Hilda)
Pablo: Roberto ¿cómo estás
Roberto: Muy bien Pablo ¿y tú?
Pablo: Muy bien, gracias. Y oye, te tengo un chisme muy jugoso de última hora.
Roberto: ¿Sí? ¿Jugoso y de última hora?
Pablo: Esto es grueso. Podría mantener a la gente fuera de la Nueva Era sino fuera porque es un chisme de la Nueva Era.
Roberto: Un momento, Pablo. Aguántate. (Roberto se dirige a la audiencia: En cuanto se termine la reunión se los voy a contar todo.) Continúa, Pablo ¿Qué estabas diciendo?
Pablo: Ahí te va, esto es chisme de la Nueva Era. De lo que se trata es que yo te voy a contar a ti toda mi basura.
Roberto: ¿Tu basura?
Pablo: Sí, mi basura ¿Listo?
Roberto: Está bien.
Pablo: Primero que todo, la gente se cree que yo no reacciono cuando Hilda me corrige ¿Correcto?
Roberto: Así es
Pablo: Yo reacciono constantemente. Hilda viene y me dice: “Pablo ¿estás molesto con Fulano? Y yo respondo: “No, Hilda, no estoy molesto.” Pero mientras tanto, mi cara enrojece, y mis piernas comienzan a temblar, pero no quiero que ella sepa que de verdad estoy molesto. Si reacciono así entonces a lo mejor no me deja continuar ayudándola con los micrófons. Puede que no sea bueno, pero hay veces que me siento bien enfadado.
Roberto: Bien, Pablo, lo entiendo. Pero ahora dime el chisme jugoso. En serio, quiero oírlo.
Pablo: Es precisamente acerca de mí mismo. Eso es el chisme de la Nueva Era. Y ahí te va más. La gente se cree que yo soy bastante buen meditador, aunque me haya casado este año ¡Pero olvídate de eso! Yo no me he podido concentrar por seis años. Hilda dice que uno se supone que tome la luz de Dios ¿correcto? Los nutrientes de Dios. Bueno, pues en una meditación típica mía yo tomo muchos nutrientes – como ocho comidas. Yo voy a diferentes restaurantes. Olvídate. De buen meditador no tengo nada.
Roberto: ¿Y ése es el jugoso chisme que tú me querías contar sobre ti mismo?
Pablo: Sí, ese es el jugoso chisme. Estoy repleto de basura y porquería. ¿Recuerdas la película “La Guerra de las Galaxias” cuando están dentro del disponedor de basura y todas esas serpientes chiquitas y otras cosas asquerosas están flotando?
Roberto: Sí, lo recuerdo.
Pablo: ¿Y el monstruo de los ojos salidos sale y trata de llevarse a Lucas? Todos esos están en mí.
Roberto: Estás jugando.
Pablo: No, eso es en serio.
Roberto: ¿Y me lo estás contando a mí?. El chismorreo de la Nueva Era. ¡Increíble concepto!
Roberto: ( a la audiencia ) Pues no se lo voy a decir a nadie, me quedo con esto por dentro. Mi boca está sellada)
Eso es el chisme de la Nueva Era. Si tienes que contar chismes, cuenta los que sean acerca de ti mismo y cuéntaselo a alguien que no lo vaya a repetir. No chismoseen más, chicos, por favor. Me causa tristeza que lo hagan. Es como si llegaran a mis oídos. Lo siento en mis huesos. Es horrible. Los Maestros dicen que es el chismorreo lo que hace que existan tantos problemas.
Yo pasé por una prueba una vez. Un cierto yogui me dijo: “No vas a hablar hasta que tengas permiso”. Entonces comenzó una plática que duró dos horas. Todo lo que yo quería hacer era interrumpirlo. Me quedé ahí tratando de mantener mi boca cerrada y lo logré por dos horas. Luego vino y me dijo: “Bien hecho”.
Es muy difícil controlar el mal uso del poder creativo, porque el poder creativo es muy fuerte. Tan fuerte que podría volar toda una ciudad. Cuando sale por la boca debe salir en bondad y en oraciones.
De cierta forma, el mundo está dividido en dos partes. La parte más elevada es todo lo relacionado con Dios, con los santos, con la Gran Jerarquía, la meditación y las oraciones. La parte más baja, también es Dios pero es como el espacio de pruebas para ver si te puedes mantener en los pensamientos y sentimientos más elevados o si caes ¿Pueden entender esto? Si no tuviéramos estas pruebas no podríamos saber si seríamos capaces de mantenernos despegados del mundo. Yo les digo, es bastante difícil mantenerse en un mundo elevado cuando nuestra mente baja está preocupada con otros temas: “Perdí mi empleo. Sucedió esto. Sucedió aquello”. Uno trata de decir: “No, no, no… voy a pensar en María, voy a pensar en Dios o en Moisés abriendo el Mar Rojo.” Pero la mente continúa: “¿Y tu trabajo…?” Y luego te despiertas pensando: “Mi trabajo, mi trabajo…” Las dos cosas están sucediendo al mismo tiempo. Para mantenerte elevado tienes que conseguir un mantram. Cuando tu mente está dando vueltas y vueltas te estás haciendo un daño a ti y al mundo que te rodea. Entonces lo que puedes hacer es esto: di algo que se conecte con lo que es más elevado. Si no se te ocurre nada, piensa en un color, piensa: “púrpura, púrpura, púrpura”. El púrpura es el color más elevado. El color del Conde Saint Germaine.
Hoy traigo una sortija puesta. Yo no he usado una en muchos años. Pero alguien quería regalármela y, algún motivo me recordaba a Saint Germaine. Yo le dije que la aceptaba si me dejaba pagar por el material, ya que la persona la había hecho. Y en eso quedamos. Cada vez que miro la sortija digo: “Conde Saint Germaine, Conde Saint Germaine, púpura, púrpura, oro, oro de Lazumma.” Digan algunas cosas como esas para que se salgan de los mundos más bajos. A veces oigo esos evangelistas que salen por la televisión y dicen maravillas de Jesús. Eso ocurre cuando están hablando desde espacios más elevados, pero cuando están hablando desde aquí abajo dicen que Isis es Satanás y que los budistas no son nada – y durante esa parte los ignoro. Si pongo la televisión es para oír cosas de lugares más elevados ¿para qué voy a oír lo que dicen de los lugares más bajos? Si quiero oír acerca del Buda, no los oigo a ellos, oigo a alguien que lleve una túnica color naranja. Pero no los critico, simplemente no los oigo.
Ahí les van tres reglas para mantenerse alejados de la escoria de la Tierra. Al hacerlo van a abrir las puertas a la Edad de Oro y danzar en ella. En lugar de arrastrar su cuerpo por el suelo pidiéndole al Cristo que los perdone por sus pecados estrarán danzando.
La número uno es cuidarse la lengua. Ése es el instrumento que Dios creó para que nos pudiéramos comunicar en la Tierra con nuestros hermanos y hermanas en amor, no en chisme, ni pleitos, ni insultos. Cada palabra que decimos crea. Mantente al tanto de lo que piensas y dices y pregúntate: “¿Quiero yo que esto sea creado en mi vida?” Permite que solamente las palabras más elevadas, los pensamientos y la verdad salgan de tu boca de hoy en adelante. Habla palabras que sean verdaderas, nobles y sirvan de ayuda. Con frecuencia las palabras son verdaderas, pero no son nobles ni ayudan. Este es tu momento para comenzar, de hoy en adelante.
Tienen que comprender que muy arriba, en el mundo sin manifestar, existe un océano de sonido de Dios, un océano del cual se emiten sonidos, sonidos que no son palabras. Imagínense una línea y de un lado está el mundo manifestado y del otro el mundo no manifestado. Al principio el sonido es pasado al mundo manifestado poco a poco. Yo haré algunos de esos sonidos para vean. Éstos tendrán un significado para los de los mundos más elevados, pero no para ustedes a no ser que lo sientan. Entonaré un canto maya que aprendí en los éteres. Conocí una vez a una antropóloga que había estado en el interior de Centroamérica y le pregunté que eran estos cantos que yo hacía. Ella respondió: “Son de las antiguos mayas, los más, más antiguos.
Aquí Hilda entona los cantos
El sonido procede de lo no manifestado, baja al reino de los dioses, donde hablan en poesía. Entonces baja a los Maestros, donde hablan idiomas arcaicos. Después llega a nosotros donde usamos palabras obscenas. Cuando entro a los baños para damas veo impresionantes muestras escritas en las paredes y las puertas. Cuando llega acá abajo nosotros tomamos ese glorioso sonido y lo rebajamos y lo rebajamos hasta que nos estamos diciendo palabras feas los unos a los otros: “Cállate” “Vete aquí o vete allá” y como resultado todo se convierte en algo feo en lugar de sonidos bellos. Tenemos que hablarnos, tenemos que comunicarnos, pero usemos los buenos sonidos y eliminemos la chismorrería.
Cuando alguien viene y me dice: “Oí esto acerca de fulano, pero no puedo decirle quien me lo dijo.” ¿Qué quiere decir eso? Están apoyando al chismoso y protegiéndolo de mí o de cualquier otro. Están protegiendo al chismoso en lugar de decirle: “Por favor no me cuentes eso porque yo tendría que decir quien me lo dijo para poder ser honesto, así que mejor no hablemos de eso.” Cuidemos nuestro espacio para poder recibir sonidos más elevados.
Aquí les va la segunda regla. Piensen los pensamientos más elevados, y dejen que los aterradores, los más bajos y degradantes pensamientos de ustedes mismos o de otros queden atados hasta que el hábito de un positivismo divino y espiritualismo se desarrolle en ti. Piensa bien de ti mismo. Dite a ti mismo: “Tengo una perfección innata en mí. Hilda me lo ha dicho y eso es todo lo que necesito para creerlo. Cállate ignorancia.” Si persiste cállale de nuevo. O puedes probar con un canto. Eso te eleva.
De nuevo les digo que piensen sus pensamientos más elevados y dejen que los bajos y degradantes pensamientos propios o de otras fuentes para que queden atados. ¡Atenlos! ¡Átenlos como bestias! Pónganles guarniciones y llévenlos como quien va domando a un caballo que tiene que limitarse al camino por donde lo dirijan, hasta que queden en ustedes sólo pensamientos de verdad divina. Esto es una necesidad para que el cuerpo se acostumbre a la inmortalidad. Es una necesidad para afinar los átomos. Según se van afinando se les va a ser un poco más difícil, por un tiempo, vivir en este mundo. Luego me van a llamar a contarme lo difícil que la están pasando porque su kundalini va subiendo y yo les voy a decir: ¡“Déjenlo que suba”!
Olvida lo malo del pasado, recuerda lo bueno y eventualmente encontrarás ananda (dicha) fluyendo en ti. Cada vez que te acuerdes de algo mal hecho que hiciste – porque saldrá del subconsciente – di: “La bendición suprema, ananda, es mía.
No pienses en nada ni en nadie. Que cada momento sea el principio de lo nuevo. El principio de lo nuevo – fácil decirlo, difícil llevarlo a cabo. Pero con la perseverancia verán como se va haciendo más fácil. Haz de ello un hábito hasta que se convierta en tu vida. De esa forma no tendrás de qué preocuparte, estarás sintonizado con los Maestros y ellos siempre estarán al tanto de dónde estás. Los Maestros saben donde estamos en todo momento. Cuando Fernández (Lionel) estaba aquí y se sentaba a mi lado, ellos decidieron que era mejor que estuviese en México, donde hablan español, por lo que se lo llevaron de aquí y lo pusieron en México ¿Comprenden? Él puede hablar español fluidamente y ya tiene seguidores allá. Aquí él podía hablar inglés fluidamente también, pero le sirve mejor a los Maestros donde él está.
Ahora la regla número tres. Actúa sin egoísmo y actúa con amor en todo momento, hasta en las situaciones más pequeñas. Observa tus pensamientos. Observa tus pensamientos y no permitas que la codicia entre en tu corazón. Recuerda que si el odio de otros viene hacia ti, lo que debes de hacer es enviarles amor para que rompa las nubes negras. Envía más y más amor hasta que esas nubes de odio se dispersen. Envía amor, amor, amor. Es algo difícil de hacer, pero continúa haciéndolo. Inspira y expiras por tu centro en el plexo solar y así dispersas las nubes del odio maligno o la envidia que pueda estar llegando a ti. Eres un maestro, un hijo de la Luz.
Cuando estas tres reglas estén establecidas en sus vidas, se elevarán más allá de la oscuridad, la tribulación y la futilidad que existe en la Tierra en estos tiempos y vivirán para experimentar la gloria del Cristo que sus corazones han ansiado. Desde el principio de los tiempos han anhelado esta perfección que será de ustedes si ustedes hacen esto con sus pensamientos, sus acciones y su lengua.
El siguiente tema que quiero exponerles es el de la quietud de la mente, porque esa es la mayor dificultad que experimentan los que meditan. Cuando uno medita, todo tipo de pensamiento viene a la mente. Por eso quiero mostrarles cómo pueden callarlos, haciendo lo siguiente: Ponen el dedo pulgar derecho sobre la ventana derecha de la nariz e inhalan por la ventana izquierda. Aguantan la inhalación cerrando la ventana izquierda con el dedo del medio y el anular juntos. Entonces levantando el pulgar, exhalan por la ventana derecha. Repitan usando la misma técnica. Inspiren por la ventana derecha. Aguanten la respiración y expiren suavemente por la ventana izquierda. Durante las inspiraciones y expiraciones piensen en la palabra amor. Dejen que todo fluya en amor. De nuevo inspiren por la ventana izquierda y vean una energía dorada de amor entrando en su mente. Aguántenla ahí. Dejen que sature todos los átomos de su mente. Expírenla por la ventana derecha y dejen que ese amor fluya por el mundo.
Después de esto inspiren a través del centro del corazón espiritual (en el plexo solar justo donde terminan las costillas arriba del abdomen) como si tuvieran fosas nasales en el centro del pecho. Llenen la mente y el cuerpo de amor saturando cada átomo. Ahora expiren amor hacia el mundo. Déjenlo fluir como una ola de una bella luz dorada. Inspírenlo de nuevo a través de esas fosas nasales en el pecho, suavemente, llenando cada átomo de la mente, viendo ese amor dorado saturar cada átomo. Envíenlo suavemente, con delicadeza, con maestría. Inspírenlo de nuevo. Tómense su tiempo. Estén conscientes de lo que están haciendo. Aguanten la respiración por un segundo y ahora envíenselo a otra persona.
Hagan eso cada día de su vida. Esto pondrá su cuerpo en balance, y cuando entren en una meditación profunda, podrán regresar de ella fácilmente. Prueben en este momento y vean de cual fosa nasal están respirando mejor. Cambia cada hora. Un buen yogui puede respirar a través de ambas todo el tiempo.
Esto es en preparación para el día en que lo puedan hacer cada mañana por unos cinco minutos. Esto mantendrá tu mente en control y tu respiración en control.
Ahora la parte que sigue. Les voy a dar ideas sobre las cuales pueden pensar. Cierren sus ojos. Se van a hablar a sí mismos y lo van a hacer de esta forma. Va a ser igual que yo si les hablara y ustedes se lo estuvieran repitiendo a sí mismos interiormente
Estoy sentado en medio de una foresta. Puedo escuchar un manantial en la distancia. Puedo escuchar la corriente de un río.
Háblense a sí mismos. Digan:
Ahora voy a flotar por el río. Voy a hacerlo en una balsa de hule. Voy a sentarme en ella y a flotar río abajo.
Oigan el ruido de la corriente.
Voy a poner mi mano en el agua y sentir la frescura.
Y les digo, háganlo, si están interesados en aprender a meditar.
Ahora mira a la izquierda de esa balsa y observa los árboles pasar. Mirra a su derecha y ve las margaritas moviéndose con el viento. A la distancia oyes el bramar del océano de Dios porque vas camino Él.
Ésa es la forma en que se deben de hablar a sí mismos en meditación al principio para que la mente no se distraiga con otras cosas.
Ahora en estos momentos siéntanse como si no pudieran sentir sus pies sobre el suelo, ni su cuerpo sentado en el suelo o en el asiento, porque han entrado en un estado más elevado. Es casi como si sus cuerpos hubiesen desaparecido y estuvieran en otro cuerpo, un cuerpo más sutil, más elevado, el cuerpo causal. Y háblese cada uno a sí mismo. Díganse a sí mismos, pero no en voz alta:
Voy bajando. Voy bajando. Estoy respirando normalmente. Estoy bajando. La Divina Madre, que es el kundalini dentro de mí, sabe como llevarme a Dios. Ahora comienzo a mover los dedos de los pies. Muevo los dedos de mis pies. Muevo los dedos de mis manos. Ahora voy a abrir los ojos, un nuevo yo. Ningún daño puede llegar a mí.
Muy bien, ahora abran sus ojos. Eso ha sido un ejemplo de lo que deben hacer cuando comienzan a meditar y a concentrarse en lugar de sentarse ahí por diez minutos preguntándose si se les habrá hecho tarde, o si habrán perdido el autobús o si les alcanzará el tiempo para desayunar etc. Cuando estén practicando la meditación enséñense a sí mismos a pensar ¿Comprenden lo que eso quiere decir? Háblense a sí mismos. No tienen que hablar de forestas ni ríos; pueden hablar de otras cosas. Pueden hablar de los reinos celestiales. Pueden hablar de algún ser celestial. Pueden hablarse de lo que quieran, pero mantengan su mente enfocada en algo hasta que llegue el momento en que se tranquilicen. Cuando no sientan su cuerpo, no empiecen a decir “¡Ay Dios mío, se me perdió el cuerpo!” Lo que deben decir es: “Si puedo pensar que me cuerpo se me ha perdido es porque no lo he perdido.” Y después pueden comenzar a decir “Voy bajando. Estoy respirando, inspiro y espiro, inspiro y expiro. Estoy respirando bien hacia dentro y hacia fuera, hacia dentro y hacia fuera. Estoy bajando, estoy bajando. Y al rato dicen: “Estoy moviendo los dedos de los pies. La sangre corre por mis venas haciéndome vivo y vital.”
Manténganse lejos de buscar experiencias psíquicas, pero si se les aparece una visión rétenla en el nombre de Jesús. Simplemente digan: “En el nombre de Jesús quien eres”. Y lo repiten tres veces. Aunque sea el propio Jesús el que estás viendo en tu visión, Él no se ofende por eso. Al contrario.
Puede que les llegue ‘darshan’ (bendición por la presencia de un alto ser) y les parece haber visto un ser, un santo, un ángel, por un corto instante y ustedes se preguntarían quien fue, simplemente acepten que los vienen a bendecir y eso es todo. Si quieren después investigan, pero no tienen que reconocerlos para recibir su bendición.
Hagamos unas afirmaciones, éstas pueden ser muy positivas. Repitamos juntos: “Construiré una muralla de luz a mi alrededor que nada podrá penetrarla. Construiré una muralla de luz a mi alrededor que nada podrá penetrarla. Construiré una muralla de luz a mi alrededor que nada podrá penetrarla. Yo soy indestructible, perfecto. Yo soy indestructible, perfecto. Yo soy indestructible, perfecto”.
Una vez cuando estaba saliendo de mi cuerpo, como disparada hacia otro planeta, oí un fuerte sonido. Estaba siendo probada. Dije: “Yo soy indestructible, perfecta.” Abrí mis ojos y regresé a mi cuerpo y de nuevo dije: “Yo soy indestructible, perfecta. Yo soy indestructible, perfecta. Yo soy indestructible, perfecta.” Mantengan eso en mente. Somos indestructibles, perfectos.
Ahora, encuentren la edad en su vida que más les gustó, la que más disfrutaron. Vamos, cierren sus ojos. La edad que más te gustó. Tengo quince años, o tengo diez, o cinco, o tres. Piensen en esa edad. Entonces cuando se despierten por la mañana digan, por ejemplo: “Tengo veinticuatro años de edad y voy a tener veinticuatro años por el resto de mi vida.” Eso mantiene la viveza en ti. Vamos a ver más afirmaciones: “Venceremos, venceremos, venceremos con amor. Perseveraremos, perseveraremos con fuerza. Soy libre, soy libre, soy libre.”
Ahora voy a enseñarles lo que verdaderamente tienen que hacer para sacar lo negativo del interior. Cuando se sientan que ya han sido bastante molestados y maltratados y sienten toda esa basura en su cuerpo, digan cuatro veces: “¡Yo soy libre, yo soy libre, yo soy libre, yo soy libre!” Digan “soy libre” doce veces.
Relájense ahora en Dios. Relajen sus hombros. Relajen cada parte de ustedes mismos. Relajen su Yo interior.
Al final de cada temporada de clases, yo trato de hablar de aquellos que han significado tanto para mí en esta vida y en vidas pasadas. Muchos de ustedes que son videntes deben haber visto a Pericles aquí, junto con otros Maestros parados sobre el escenario o elevados. Pericles siempre lleva puesto su atuendo de la antigua Grecia. Aunque él era un general del ejército, apadrinaba la democracia y las artes. Atenas llegó a su máximo durante los treinta años que él fue estadista. Pericles sinceramente se preocupaba por el bien de sus compatriotas y se empeñó en crear una Atenas donde la gente era libre y tenían una inteligente obediencia a un equitativo código de leyes.
Ustedes no lo saben, pero algunos han sido acercados aquí por pertenecer a la antigua Grecia. Tienen en ustedes la semilla de lo que se llamaba la Edad de Oro de Pericles y ahora vamos hacia una nueva Edad de Oro. Quizás no recuerden que vivieron ahí, pero lentamente he estado acercando a aquellos de ustedes que pertenecieron a esa era y que aún mantienen ese sueño en su interior.
Pericles tenía una fuerte influencia en las artes en su tiempo. El reconstruyó el Partenón y comisionó a Phidias a que estuviera a cargo de diseñar la gran estatua de 18.3 metros de Atenea que fue cubierta con hoja de oro y colocada adentro del Partenón. Él llevó a cabo todo lo que comenzó con su intrépida y calmada actitud mental que preservó en medio de terribles pruebas. Pericles era comúnmente comparado con el dios olímpico Zeus debido a su porte sereno y su elocuencia, con la que asombraba tanto a amigos como enemigos. En este momento vean a este gran hombre parado derecho con su casco puesto.
Uno no puede hablar de Pericles sin hablar de los grandes personajes que fueron sus amigos, como el historiador Heródotus, los grandes filósofos como Anáxoras y Sócrates y Aspasía. Nosotros le debemos cualquier democracia que exista en estos tiempos a Pericles: él la comenzó durante la Edad de Oro de Grecia. A él le debemos también nuestros grandes teatros, nuestra poesía, nuestras obras teatrales, nuestra música y las artes en general.
Hubo una semilla que fue plantada en nuestros corazones en aquel tiempo. Es por eso que ansiamos que esta nueva era llegue, que esta Era de Oro llegue. Es por eso que no toleramos las cosas en la forma en que están ahora, porque la semilla fue sembrada en nosotros.
No podemos hablar de Pericles sin hablar de Aspasía, quien fue muy influyente en su tiempo. Ella fue algo así como la primera mujer liberada. Las mujeres de ese tiempo eran como sirvientas. Las mantenían en una parte de la casa donde tenían hijos, se ocupaban de la servidumbre y de que los alimentos estuviesen bien preparados, mientras que los hombres se deleitaban en las habitaciones principales de la casa. Aspasía decidió cambiar todo eso. Ella comenzó una escuela donde enseñaba a jovencitas hasta la edad de 16 años. Las enseñaba a leer y escribir y les enseñaba, historia, matemáticas y las artes en general.
Aspasía no era original de Atenas, había nacido en Miletus, Persia. Los interesados en las artes y el fomento de la humanidad se habían reunido en Atenas. Cuando Aspasía tenía unos quince o dieciséis años se fue a Atenas a cumplir con su destino en esa Edad de Oro. Ella era muy bella, tanto física como mentalmente y tuvo un rol muy importante en la vida de Pericles y de los artistas y eruditos de la era. Ella fue una de las pocas mujeres que podían reunirse con estos hombres de grandes mentes. Y fue muy activa en proyectos culturales y artísticos.
Esta noche quiero rendir honor a Pericles, como acostumbro a hacer todos los años, porque él pertenece a los Maestros, aunque no sea uno de ellos. Él es un ser perfeccionado. Si tienen problemas con su naturaleza más baja, si están batallando con su energía sexual, si deseen aclarar su mente y elevar sus pensamientos, invóquenlo. Llámenlo y encontrarán gran ayuda.
En el momento que Pericles se acercó a mí en esta vida, yo estaba leyendo el libro El Esplendor y la Gloria y estaba muy asombrada, prácticamente escandalizada y le llamé la atención. Pues bien, yo podía hacerlo porque yo fui aquella mujer que navegó de Persia. Le dije: “Pericles ¿qué manera de comportarte fue esa? Por qué no eres más como el Conde Saint Germaine o el Maestro Hilarión. La escritora de ese libro dice que tú te reunías con la gente más baja en las tabernas y lugares por el estilo. Esto es lo que él me respondió:
Los que vivían en la vida de la política en esos tiempos vivían entre placeres. Muchas veces yo tenía que visitar esos lugares si quería encontrarme con ellos, pero nunca caminé por el camino de la perdición que eventualmente apagó la llama que había sido prendida por mi virtud y mi amor por ti ¿No fue ésta la más alta expresión de amor por la humanidad? ¿Soy yo acaso una columna de mármol de dos caras, una que refleja la luz de Dios y otra que alberga en sus sombras la degradación y la avaricia del hombre? Es mi deseo que no tengas esos pensamientos perpetuados por los que leen y escriben superficiales historias de los tiempos y me colocan a mí como parte de la mayoría ¿Era yo parte de la mayoría? ¿Lo fuiste tú? Nadie conoce la verdad de que yo no nunca fui parte de los placeres de los gobernantes ¿No fueron ellos los que oscurecieron nuestros nombres? Nunca corrí con la manada de lobos, pero sí los corregía y los usé para llevar a cabo mis propósitos. Las columnas de Grecia han caído, pero mi convicción y leyes han cambiado la vida del hombre en términos universales ¿Se menciona eso en las páginas de la ficción?
Yo le escribí un corto tributo a Pericles:
Pericles yo te amo por lo que tú vales, tu pureza, tu control, tu creencia en Dios y en el Dios que está en ti mismo – y por la fuerza que tuviste en hacer lo que llevaste a cabo hace tanto tiempo en la Era Dorada de Pericles, prueba de la cual aún existe. Te amo porque perteneces al reino de Zeus, como yo pertenezco al de línea de Lazumma. Yo amo tu importancia, tu valor, tu gentileza, tu cortesía, tu sabiduría, tu presencia, tu individualidad y tu indomable voluntad. Tu paciencia no puede ser comparada con nada. Tu comprensión te ha hecho noble y humilde y te ha otorgado grandeza en estos dos mil cuatrocientos años. Tratamos de ser parte de tu línea de esplendor y debemos de actuar de acuerdo mientras estamos aquí en la Tierra. Para mí no eres un hombre, sino un dios que bajó a liberar al hombre y a la mujer.
Y ahora cierran sus ojos, vamos a terminar con un viaje a la Grecia antigua. Vayan a la antigua Grecia en este momento. Cierren sus ojos y den un viaje al tiempo en que el Partenón aún estaba en pie en todo su esplendor. Visualícense caminando. Todavía puedo oír sus pasos haciendo eco en los estanques de los jardines del templo. Estos eran tiempos en los que los cielos se abrieron ante nuestros ojos y pudimos compartir la dicha de Dios, frente a los ojos de Dios. Ahora caminamos los senderos de rectitud y verdad, la gracia salvadora del hombre. Una y otra vez nuestros ojos y nuestros corazones son testigos de las explosiones de la gran gloria de aquellos tiempos a través de los cielos ardiendo como antorchas que cuidan las puertas del templo. Nuestro amor por la humanidad es una vigilia silente, un símbolo para el universo de que el poder del amor puede ganar.
Ahora quiero hablarles un poco sobre Lazumma. En lo que lo sin manifestar se encuentra con lo manifestado. Lazumma es un ser que se asemeja en presencia a la estatua de la Libertad. Excepto, por supuesto, que es un ser de luz. Ella está en lo no manifestado, sin embargo se manifiesta. Yo la he visto en ocasiones convertirse en miles de pedazos que se disparan por el universo y luego se vuelven a juntar. Donde se encuentra el corazón en el ser humano en ella se ve un gran vacío del que brota una sustancia de luz dorada. Llegaron unas palabras de ella hace unos días:
Mi presencia es dorada. En la profundidad de mi ser fluye, lo prístino. No es vista por nadie en ninguno de los reinos, en ninguno de los seres, ni en las en profundas sombras, porque no soy expuesta sino que permanezco en lo profundo como un gran misterio para ser descubierta. Me conocéis por mi presencia, pero tengo más profundidades. Habláis de mí como el amor, pero en realidad son pocos los que pueden medir mi profundidad. Desde la luminosa refulgencia hasta el más sutil de los patrones me manifiesto. Mi profundidad no conoce límites porque yo soy todo lo que vosotros valoráis. Yo soy la esencia de vuestro propio Ser.
La falta de atención diminuye mi presencia. La falta de atención y la falta de concentración os llevan a mayor distancia de mí. Ni la palabra sutileza me hace justicia, ya que mi esencia rebasa la definición. La claridad me invoca, la claridad de ser. Cuando el ser está más cerca, mi presencia es detectada fácilmente. En esta claridad, podréis percibir aspectos y experimentar dimensiones más sutiles que ni en sueños os sería posible imaginar.
No tengo fronteras. Estoy más cerca de la sustancia que vosotros llamáis Dios. Fluyo infinitamente. Todo lo que toco se convierte en parte de mí. Se convierte en mi propia sustancia, mi propia esencia. Esta sustancia entra y sale del Absoluto, ya que perpetuamente me hallo en el borde entre lo manifestado y lo no manifestado. Todos los corazones son mi represa ¿Podéis permitir que mi inmensidad se expanda y se desborde y que permanentemente se una a mi vasto océano de luz y de amor?
Lazumma
(Hilda le pide a Larry que cante la canción que él le escribió a Lazumma y le da las gracias. Larry canta la canción).
Permitan que esa luz de oro fluya a través de ustedes en este momento. Sientan como si la bóveda del techo se hubiera abierto y la luz fluyera hacia ustedes cubriéndolos por completo, especialmente en las partes adoloridas de su cuerpo sanando todo lo que necesite ser sanad, no solo en su cuerpo, sino en su mente y en su alma. Permitan que la luz de Dios fluya a través de ustedes en este momento. Fluyan con la música del océano de Dios. Siéntanse escalando la montaña, llegando a la cima como triunfadores. Díganse: “Yo triunfaré”. Siéntanlo.
Escala esa montaña. Estás llegando a la cima. Mira hacia abajo. Ves a alguien que está abajo resbalándose en el lodo y a otro, y a otro ¡Dios mío! Estira tu mano y ayuda. ¡Hálalos! ¡Sácalos del lodo! Apunta al tope de la montaña para que ellos lo vean. Tómalos de tus manos.
Observa la oscuridad desvanecerse de nuestro mundo y el sol saliente. Sabemos que vamos a llegar a nuestra meta porque somos los hijos de Dios y las Hijas de la Luz. Vinimos a la Tierra para hacerla y así será.
Prométete a ti mismo que marcharás adelante y no te detendrás hasta que hayas llegado al tope.
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