ENTRENARNOS A OÍR NUESTRA VOZ INTERNA

26 de diciembe 2004

 

Estas pláticas van enfocadas a los aspirantes que desean llevar una vida que armonice con el presente estado de consciencia en que se encuentran para de ahí continuar adelante y profundizar en lo que ya conocen, además de hacer nuevos descubrimientos. Por supuesto, para eso se necesita una apertura muy especial porque podemos llegar a tener que enfrontar cambios muy radicales. El yo creo y el yo no creo de cada persona está, por supuesto, basado en su propio estado de conciencia que es lo que lo lleva a formar sus propios valores. El buscador tiene que estar abierto a ir haciendo ciertos ajustes. No es sólo una cuestión de aceptar aquello que va de acuerdo con lo que ya conoce o piensa, sino estar dispuestos a reexaminar lo que cree, sus convicciones y sus conceptos con el propósito de estar más seguro de sí mismo y de la dirección en la que va.  Es muy saludable para cada uno tener  sus propias convicciones, pero estas convicciones deben  siempre estar dispuestas a ser, no cuestionadas, sino analizadas y examinadas para poder ver si todavía se mantienen igual o si existe el espacio para ciertos ajustes.

 

No es poco común que aunque estemos viendo más allá de nuestros conceptos y hasta cierto punto aceptando lo que vemos, continuemos actuando de la misma manera porque creemos que abrirnos a cambio nos debilita con nosotros mismos. De esa manera rechazamos o ignoramos las oportunidades de llegar a  una  mayor apertura que pueda influenciar nuestra forma de pensar y expandir nuestras fronteras.

 

Los que trabajan espiritualmente ven las experiencias no sólo como malas o como buenas sino como oportunidades para profundizar en su conocimiento.

 

Cada uno tiene que pasar por cambios y debe estar abierto a ellos. Sin embargo es necesario saber como manejar esos cambios, algo a lo que la mayoría de los aspirantes no le dan la suficiente importancia y por lo tanto, a la hora de hacer un cambio lo pueden hacer de una forma errónea. Esto se debe a que el aspirante ve la necesidad del cambio, pero no profundiza correctamente y cree que se trata de cambiar una cosa cuando puede que sea otra. Es como cuando estás viajando por autobús y sabes que en cierto lugar tienes que tomar otra ruta, pero a la hora de hacer el cambio tomas la ruta equivocada. Esto puede causar que tengas que regresarte al mismo lugar dónde hiciste el cambio y comenzar de nuevo asegurándote de la ruta que deberías de tomar.  O sea, no se debe hacer cualquier cambio, aunque éste aparente ser correcto, sin antes averiguar si uno está yendo en la dirección  que tiene que ir para llegar a donde debe llegar.

 

Debemos tener conocimiento de que poseemos la habilidad mental para buscar y en dadas ocasiones hasta inventar razones muy válidas para quedarnos donde estamos sin hacer los cambios que sean necesarios o hacer cambios que no son realmente los que resolverían la situación. Ahora esto no siempre se debe a una ignorancia nuestra, sino a la falta de flexibilidad  para poder aceptar el cambio que tenemos que hacer. Por lo tanto, aunque lo veamos no lo vemos o lo vemos de la forma que no es.

 

El que trabaja espiritualmente está muy al tanto de esto y  aprende o desarrolla medios para trabajar con su centro e ir en la dirección correcta. Hay que cuidarse de no hacer las cosas vertiginosamente y esperar los signos que se le puedan presentar. Ahí por supuesto existe otro peligro porque muchas veces cuando queremos o no queremos hacer algo inventamos signos que nunca han ocurrido. También tenemos que  cuidarnos de no caer en supersticiones y empezar a preguntarle a espíritus. Hay espíritus por donde quiera con muchas ganas de que se les llame y ganas de hablar, porque son espíritus muy apegados a la tierra. Estos pueden ser tan metiches como cualquier vecino y dicen lo que les parezca por tal de entrar en contacto. Como también puede ser peligroso ponerse a hacer cosas con objetos que nos den una prueba. Cuando uno está en contacto con su Dios interno no tiene necesidad de nada de eso. Más nos vale aprender a hacer ese contacto que recurrir a juegos de magia. Por favor, no hagan eso. Hay indiscutiblemente personas muy sanas en este mundo que son buenos videntes, pero también hay muchos que se creen videntes sin serlo y se lo hacen creer a los demás.

 

En el trabajo interno lo que se busca más que nada es claridad. Una claridad interna para saber cuando lo que estamos oyendo es real. Por este motivo es de suma importancia trabajar con nuestras emociones porque para oír nuestra voz interna tenemos que estar en un estado muy ecuánime sino nuestra mente nos dice lo que nosotros estemos proyectando. ¿Para qué nos vamos a hacer una pregunta interna cuando estamos proyectando una repuesta por medio de nuestras emociones?

 

Los que trabajan espiritualmente no apresuran las respuestas. Hay respuestas que surgen tan rápidamente que a veces llegan antes de la pregunta, esto parece increíble, pero si le ponen atención a su voz interior van a  poder experimentarlo. 

 

Tenemos que mantenernos muy ecuánimes en nuestras decisiones y estar siempre conscientes de que puede que haya otros planes para nosotros que todavía no se han revelado pero que van tomando su curso aunque nosotros no estemos conscientes de ello.

 

Es importante conocer a fondo nuestras convicciones para vivir de acuerdo con ellas. Si creemos en que hemos encarnado en este mundo varias veces y que lo que somos y lo que hacemos es todo parte de nuestra eternidad tenemos que estar dispuestos a que hayan  ciertos cambios. ¿Por qué llevar la vida sólo por donde  uno la quiere llevar sin jamás echar un vistazo a nuestro interior para ver si vamos por el camino correcto? No nos llevemos por el hecho de que si todo va a medida de nuestros deseos quiere decir que estamos en el flujo. Los aspirantes tienen esa tendencia. Acuérdense que nosotros podemos hacer que las cosas sucedan, pero por el hecho de que sucedan no quiere siempre decir que nos convengan. Ábranse a Dios en la manera en que ustedes lo sientan. Uno puede hablarle a Dios sin necesidad de ningún concepto de forma ni imagen que es en sí la manera más real. Dios es todo. Pongan su mente en blanco y hablen, expongan, pregunten. Pero quiten su mente de por medio.

 

Indiscutiblemente que tenemos muchos seres o espíritus, o como les quieran llamar, cuidándonos y ayudándonos. Esos espíritus avanzados nos enseñan, nos ayudan y nos cuidan. Ellos son canales al igual que cualquier maestro en la tierra. ¿Con quiénes se comunican? Con los que crean en ellos y estén listos para oírlos.


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