LO FUNDAMENTAL EN LAS ENSEÑANZAS |
11 de Julio 2004
En lo que vamos a hablar hoy hay material para que uno mismo pueda expandir sobre ello porque es algo que deberíamos de ver en este momento en nuestras vidas debido a las diferentes direcciones que el hombre está tomando hoy en día y las confusiones que tiene entre lo que es obrar bien y no obrar bien.
El tema único a tratar en estas lecciones es el de cómo llegar a nuestro interior y conocernos a nosotros mismos. Todo lo demás que se menciona es con el propósito de descubrir ese camino interno que nos lleva a la verdad de nuestra existencia, o sea, quiénes somos y por qué estamos aquí. El aspirante dedicado es aquel que ha vivido lo suficiente como para darse cuenta de que esto es lo único que importa. Llegando a ese conocimiento ya no tiene uno que saber nada más porque todas las respuestas están ahí. Aunque en sí no son respuestas sino la erradicación de preguntas. Tenemos que tomar consciencia de que ésta es nuestra meta, no sólo la de ser felices en esta tierra y realizar algunos logros sino quiénes somos y por qué estamos aquí. Esto es lo último que el hombre aprende, podemos estudiar muchas otras cosas, pero éste es el conocimiento final.
Ustedes deberían saber, sin que les quede duda alguna, que son almas eternas en cuerpos temporales. Esa es la premisa. ¿Por qué es así? Eso no lo vamos a comprender hasta que hayamos llegado al conocimiento final, porque aún si hubiese quien pudiera explicárnoslo, no lo comprenderíamos, porque ése es un conocimiento que tiene que encontrar uno en sí mismo. La diferencia que existe entre los seres humanos no es la inteligencia, ni es la posición social sino el grado de entendimiento de esta verdad. Unos se van acercando a ese entendimiento de una manera y otros de otra. Son muchos los caminos que se acercan a este entendimiento.
El principio de este aprendizaje al que ustedes han llegado está basado en el hecho de que uno no sabe nada. Si uno cree que ya sabe y trata de adaptar estas enseñanzas a lo que conoce, va a terminar en una terrible confusión. Yo lo he visto y he tratado muchos casos similares de esta confusión. Esto se toma o se rechaza, no existe término medio. Ahora, debo explicarles, eso no es fundamentalismo, como algunos de ustedes podrían pensar, porque no es aceptar lo que le digan a uno sin cuestionamiento sino que si uno no siente que va captando desde el principio y comienza a formar sus propios conceptos y a ligarlos con otros, entonces queda bien claro que no es su tiempo para este tipo de enseñanza. No se está haciendo algo para que uno forzosamente lo crea, es sólo si se asienta correctamente en uno que debe ser seguido. O como se dice en lenguaje popular: “Sólo puedes ponerte este saco si te queda”, de lo contrario uno debe ir por otro camino haciendo sus propias adaptaciones y llegando a sus propios conceptos.
Hilda tenía una expresión que también podría considerarse fundamentalista, ella decía: “You’ve got to take the whole pie” – Tienes que tomar el pay (el pastel) completo, queriendo decir, no rebanadas. Con rebanadas de aquí y rebanadas de allá no van a llegar a ningún lugar. Lo que hagan, háganlo completo. Si quieren formar sus propios conceptos basados en lo que ustedes, en el estado de consciencia en que se encuentren, consideren como verdad, entonces deben de seguir sus propios instintos y no seguir algo que no acepten por completo. Eso es erróneo en la vida espiritual y cómo ya hemos dicho, sólo lleva a confusiones.
El panorama que se les pone por delante es el que se requiere para poder entender el resto de las enseñanzas, si no están de acuerdo con ese panorama, no tiene sentido que continúen oyendo el resto de las enseñanzas, porque todas están basadas en lo mismo. O sea, estarían construyendo sobre parte de los cimientos porque no tendrían el cimiento completo.
Voy a desviar un poco del tema para ponerles unos ejemplos y aclaraciones tomadas de diccionarios:
Fundamentalismo (aunque no hay una definición en el diccionario) – viene de fundamental que quiere decir “que sirve de fundamento” o de cimiento.
Fundamento - se describe en el diccionario como “principio y cimiento de un edificio u otra cosa –Razón principal o motivo con el que se pretende afianzar y asegurar una cosa – Raíz principio y origen de una cosa no material.”
Todas las enseñanzas tienen que estar basadas en un fundamento.
Otra definición de fundamental (según el diccionario de María Moliner): “se aplica a lo más importante, lo que influye más poderosamente o lo indispensable en alguna cosa.
En ninguno de dos diccionarios en español existe “fundamentalismo” ni “fundamentalista” – sin embargo sí existe en el Webster’s New Collegiate Dictionary que define el fundamentalismo como “un movimiento Protestante del siglo XX que enfatiza la interpretación literal de la Biblia como fundamental para la vida y enseñanza cristiana”. Y el fundamentalista, por supuesto, es el que se adhiere al fundamentalismo.
Por ende el fundamentalista es el que se queda en los cimientos y no construye sobre ellos. Por eso se les llama fundamentalistas a los que interpretan la Biblia literalmente y si ésta dice que se van a salvar 144,000 – esa es la cifra que toman como real.
Lo fundamental de estas enseñanzas (y la razón por la cual yo y otros las hemos seguido) es que el hombre está en un proceso de iluminación, una iluminación que eventualmente lo lleva a una Unión con Dios. Este proceso lleva un largo tiempo que en términos terrenales podría ser de miles de años, aunque en términos espirituales no se puede medir porque no existe el tiempo. El proceso quiere decir que el hombre va despertando un entendimiento en sí mismo y al mismo tiempo se va purificando. Una de las formas de purificarse es que su alma encarne en la tierra porque en esta dimensión es donde se revelan y se detallan las fallas que lo mantienen dentro del reino animal. Como, por ejemplo, como vamos a superar la gula si existimos sólo en espíritu. Esas fallas son precisamente lo que tiene que superar el hombre para formar parte de la Divinidad Universal y separarse del reino animal que está regido por las emociones; en las que el miedo juega un papel principal. Aún en el humano la mayoría de las emociones se derivan del miedo. Es para calmar su miedo que el hombre se hace fuerte, se defiende el uno del otro (no sólo física sino también mentalmente), busca compañía, busca poder sobre los demás, etcétera. Eso no es el ego, es miedo, porque es precisamente el miedo lo que desarrolla el ego como medida de protección de los demás al ser más inteligente, más fuerte y más poderoso que ellos.
En la tierra usamos el dinero cómo símbolo de poder y como mayor defensa: mientras más apegado está un hombre al dinero, más lo necesita y el grado en que lo necesita está determinado por su inseguridad o miedo. Algo que le ha ganado a la muerte como objeto de miedo es la pobreza. La prueba de esto son los suicidios por bancarrota. El no apego al dinero es muy difícil de comprender y es visto como una falla y un descuido, más que como una virtud, aunque ya los santos y los sabios hayan destacado el despego al dinero cómo un símbolo de entendimiento, hayan destacado a la pobreza como símbolo de fortaleza y a la humildad como una gran virtud.
Una encarnación en la Tierra es considerada un gran privilegio porque es precisamente dentro de nuestro propio reino animal donde podemos superarnos. He ahí lo que es fundamental para nosotros porque es aquí en la Tierra donde podemos ejercer el desprendimiento de lo humano y tomar consciencia de lo divino. Esto es un largo proceso. Todas nuestras características humanas no pueden superarse al mismo tiempo y es por eso que tenemos que encarnar varias veces. Fue en un dado momento de mi vida cuando yo acepté eso como fundamental porque se me hizo imposible superar todo lo que tenía que superar en un solo término de vida y lo puse por arriba de otras cosas que mi religión y mi cultura veían como fundamentales y que para mí ya no lo eran.
Según nuestro desarrollo va tomando lugar se van descartando las diferentes características en orden, comenzando por las más bajas, como por ejemplo la de atacar físicamente a un individuo que es la primera manifestación del miedo. Esto luego pasa al odio, la soberbia, el poder y todo a lo que nos va llevando el miedo.
El sentido de la protección propia permanece, porque eso es una obligación, pero tenemos que superar nuestros instintos más bajos que están regidos por el miedo. Los grandes sabios y los grandes santos se dieron cuenta y de ahí viene la entrega. La entrega no es un acto de devoción ni de humildad es un acto de conocimiento porque en realidad es el aceptar que no somos los dueños de nuestro destino y que todo está en manos de la Divina Inteligencia Universal.