Lección del Martes 17 de Octubre 2006 – Sobre San Pedro de Alcántara
Lo que sabían los santos y los sabios, que aparentemente no sabemos nosotros, es que la única forma de liberarse y de vivir en un estado de sosiego interno es superando nuestras emociones terrenales y desarrollando otro tipo de conocimiento que nos va acercando más a la verdad para eventualmente llegar al conocimiento único que es lo que nos libera. O como ya se ha dicho “la verdad os liberará”. Entonces nos preguntamos “¿Pero qué es la verdad?” Eso no lo vamos a saber hasta que no la hayamos encontrado. No es aprender, como se aprende la filosofía o cualquier otra ciencia, es llegar a un nivel de conocimiento mediante el cual eventualmente esa verdad se va revelando. Es por eso que nos es tan difícil comprender el lenguaje de aquellos que están experimentando algo que nosotros no hemos experimentado. Pero además tenemos que considerar que ellos tampoco pueden explicarlo. Tenemos las enseñanzas de muchos místicos y seres que han llegado a un alto nivel de conocimiento interior. Ellos sólo nos pueden apuntar un camino, pero si nosotros no estamos listos, no podemos ver para dónde están apuntando. Con frecuencia nos creemos que estaban equivocados o que eran fanáticos. Pero por otra parte, tenemos que ser fanáticos de Dios si queremos acercarnos a la verdad. Muchos de estos seres iluminados nos explican y hasta nos detallan sus experiencias, pero como nosotros no hemos llegado todavía a ese estado de consciencia, sólo lo podemos interpretar a medias y por supuesto, optamos por no seguirlo o creerlo porque no nos sentimos preparados. Sin embargo, no hacemos nada con desecharlos, porque si aceptamos y observamos y meditamos sobre lo que se nos dice eso comienza a despertar la fe en nosotros y si estamos lo suficientemente abiertos para reconocer la verdad, aunque aún no podamos identificarnos con ella, esta verdad va creciendo en nosotros.
Yo me he abierto a contarles mis experiencias porque siento que hoy día es lo que tenemos que aprender. Yo sí me preocupé desde mi adolescencia de cómo iba a llegar a algo en esta vida, no en términos de carreras ni logros, porque en verdad eso nunca me interesó, sino en términos de persona al ver que me iba a enfrentar a un mundo que yo veía tan difícil y confuso y con tanto sufrimiento para el que uno estaba tan mal preparado. No le asombran para nada a uno las palabras que San Pedro Alcántara menciona en su Tratado de la Oración y Meditación:
“Este día pensarás en las miserias de la vida humana para que por ella veas lo vana que es la gloria del mundo y lo digna que es de ser menospreciada (lo estoy escribiendo en un lenguaje más contemporáneo del en que está escrito) Y aunque los defectos y miserias de esta vida sean innumerables puedes comenzar considerando estos:
“Primeramente considera lo breve que es, pues el más largo tiempo de ella es de setenta u ochenta años porque todo lo demás (si algo queda como dice el Profeta en Salmos 89:10) es trabajo y dolor, entonces, continúa Pedro de Alcántara, si de ahí se saca el tiempo de la niñez, que más es vida de bestias que de hombres, el que se gasta durmiendo, cuando no usamos los sentidos ni la razón (que nos hace hombres), nos daremos cuenta que es aún más breve de lo que parece. Y si sobre todo esto lo comparas con la eternidad, apenas te parecerá un punto. Por lo que verás lo desvariados que son los que, por gozar de este soplo de vida tan breve se ponen a perder en aquella que tanto va a durar.
“Lo segundo considera cuan incierta sea esta vida (que es otra miseria sobre la pasada), porque no basta ser ser de suyo tan breve como es, sino que ese poco que hay de vida no está seguro, sino dudoso. Porque ¿Cuántos llegan a esos setenta u ochenta años que dijimos? ¿A cuanto se les corta la tela que se estaba comenzando a tejer? ¿Cuántos se van en flor (como dicen) o en agraz (uva verde) No sabéis (dice el Salvador en Marcos 13:35) cuando vendrá vuestro Señor, si a la mañana, si al medio día, si a la media noche, si al canto del gallo.
“De provecho te sería para, para darte mejor cuenta de esto, acordarte de la muerte de muchas personas que habrás conocido en este mundo, especialmente de tus amigos y familiares, y de algunas personas ilustres y señaladas, a las cuales se les presentó la muerte en diversas edades y dejó burlados todos sus propósitos y esperanzas.
“Lo tercero, piensa cuán frágil y quebradiza sea esta vida y hallarás que no hay vaso de vidrio tan delicado como ella es, pues se necesita poco para despojarnos de ella, como parece por las experiencias cotidianas de muchas personas.
“Lo cuarto considera cuán mudable es y como nunca permanece en un mismo ser. Para lo cual debes considerar cuánta sea la mudanza de nuestros cuerpos, los cuales nunca permanecen en una misma salud y disposición, y cuanto mayor la de los ánimos, que siempre andan como el mar, alterados con diversos vientos y olas de pasiones y apetitos y cuidados que a cada hora nos perturban y, finalmente, cuántas sean las mudanzas que dicen de la fortuna, que nunca consienten permanecer por mucho rato, ni en un mismo estado ni en una misma prosperidad y alegría las cosas de la vida humana, sino siempre ruedan de un lugar a otro. Y, sobre todo esto, considera cuán continuo sea el movimiento de nuestra vida, pues día y noche nunca para, sino siempre va perdiendo de su derecho. Según esto ¿qué es nuestra vida sino una candela que siempre se está gastando, y mientras más arde y resplandece, mas se gasta?
“Pues por razón de esta continua mudanza, dice Dios por Isaías (40:6) Toda carne es heno y toda lagloria de ella es como la flor del campo. Sobre las cuales palabras dice San Jerónimo: ‘Verdaderamente, quien considere la fragilidad de nuestra carne, y como en todos puntos y momentos de tiempo crecemos y decrecemos, sin jamás permanecer en un mismo estado y como esto que ahora estamos hablando, trazando y escudriñando, se está quitando de nuestra vida, no dudará llamar a nuestra carne heno, y toda su gloria como la flor del campo. El que ahora es niño de teta, súbitamente se hace muchacho, y el muchacho mozo, y el mozo muy pronto llega a la vejez y primero se halla viejo que se maraville de ver como ya no es mozo. Y la mujer hermosa que llevaba tras sí las manadas de los mozuelos locos, muy presto descubre la frente arada con arrugas, y la que antes era amable, de ahí a poco viene a ser aborrecible.’ ”
Las citas de San Pedro de Alcántara fueron tomadas de:
"Tratado de la Oración y Meditación - San Pedro de Alcántara"
Biblioteca Cristiana - Planeta DeAgostini